EMBAJADA, tomado del oc. ant. ambaissada ‘encargo’, ‘embajada’, que procede en última instancia del galo AMBACTUS ‘servidor’, por conducto del germánico (gót. andbahti ‘empleo’, ‘servicio’, a. alem. ant. ambaht, ags. ambiht) o del b. lat. ambactia.
La fecha tardía de la voz castellana indica origen forastero; comp. cat.
ambaixada,
ambaixador, documentados desde 1325, mientras que en lengua de Oc y en italiano ya se hallan por lo menos desde el S. XIII. Sabido es que el fr.
ambassade,
-adeur, son italianismos ya antiguos; pero en italiano, aunque
ambasia ‘servicio’ ya se halle en un texto latino de Lombardía escrito en 769, y
ambascia ‘pena, dolor’ (< ‘trabajo’) (
Inferno XXXIII, 96) y ‘fatiga’ o ‘dificultad respiratoria’ (
Inferno XXIV, 52) ya aparezca en Dante, el tratamiento fonético del grupo
-CT?- o
-HTJ- indica procedencia galorrománica, sin duda occitana. (Si el vocablo fuese indígena no podía dar otra cosa que
-zz- o
-cci-:
tracciare TRACTIARE,
dirizzare DIRECTIARE,
succiare o
suzzare SUCTIARE). Lo mismo indica la frecuencia del vocablo en fuentes del latín merovingio (
ambactia en Columbano;
amba(
s)
sia,
-ascia,
-axia ‘encargo’, en la Ley Salica, Lex Burgundionum, etc), y el mayor desarrollo derivativo de esta familia léxica en el Sur de Francia, donde además de
ambaissada y
ambaissador, se hallan
ambaissar ‘cumplir un encargo’ (en un texto del S. XV:
FEW, s. v.
AMBAHTJAN),
ambaissat ‘asunto’, ‘conducta’, ‘embajada’ (concretado en aran.
ameixats ‘cacharros, recipientes’),
ambaissaria ‘embajada’ (cat. ant.
embaxaria, a fines del S. XIV). Sin embargo, tampoco en lengua de Oc sería enteramente regular el desarrollo fonético de
AMBACTIA en
*ambaiça,
*ambaissa (
ambaissada, etc.), pues esperaríamos
*ambaça (
-assa), comp.
traçar,
dreçar2; pero se concibe que entrando el vocablo tardíamente en el uso vulgar, ora procedente del germánico, ora tomado del bajo latín jurídico, el grupo
-HTJ- o
-CT?- diera
-ȳç- (>
-ȳss-), y que este grupo occitano, al pasar a Italia y España se cambiara normalmente en
-x- ( =
-sci-). Luego el origen italiano que preconiza Terlingen (163-5) sólo puede admitirse en el sentido de que esta antigua voz, tomada de la lengua de Oc, fué influída semánticamente más tarde por la evolución que había sufrido en Italia hacia la idea específica de ‘mensaje de un soberano’, ‘representación diplomática’, surgida en las cortes de los príncipes italianos y quizá especialmente en Venecia. Además de Terlingen, vid. Baist,
ZDW IX, 32-33; Mahn,
Etym. Untersuch., 169-71; Kluge, s. v.
amt;
REW1, 448 (rectificado en
ZRPh. XXIX, 491);
REW3, 408
a;
FEW,
l. c.; Gamillscheg,
R. G. I, 379
3. Aunque el vocablo procede en definitiva del céltico, de ahí pasó pronto al germánico con gran arraigo y antigüedad: además del abstracto gót.
andbahti, germ. occid.
ambaht, isl. ant.
embætte n. ‘empleo, servicio’ (éste, p. ej. en el
Nativitas S. Joh. Bapt. Homiliubok, ed. Wisen, p. 10, por los años de 1200), al escandinavo pasó además
AMBACTOS ‘servidor’, dando isl. ant.
ambótt ‘criada, muchacha’ (p. ej. en el
Helgakvia v. 41
e). No está definitivamente averiguado si al romance pasó por conducto del bajo latín o del germánico, aunque de haber sido por éste me parece algo difícil explicar que
-HTI- sufriera asibilación.