EJARBE, nav., ‘unidad de medida que sirve para apreciar el agua que llevan las acequias, equivalente a la cuarta parte de una fila (medida que oscila entre 46 y 86 litros por segundo, según las localidades)’, ‘aumento de agua que reciben los ríos a causa de las grandes lluvias’, de origen arábigo, procedente de la raíz š-r-b, que además de ‘beber’, significa ‘ser regado (un terreno)’.

1.ª doc.: ordenanza de 1220 en Yanguas, Dicc. Hist.-Polít. de Tudela (1823). s. v.; falta aún Acad. 1899.

Tampoco figura en los diccionarios aragoneses (Borao, Coll, Puyoles-Valenzuela) ni en el alavés de Baráibar. En 1823 se decía jarbe o ejarbe en Tudela. Dozy, Suppl. I, 740a, registra ‘ser regado’ como sentido de š-rûb, nombre de acción de la primera forma de šárab ‘beber’, según un texto vulgar, y el derivado šrab significa ‘canal’ en un documento toledano de 1138 (ibid. 741b); Fagnan agrega širb ‘derecho de uso del agua de riego’, ‘toma de agua’, en el Mawerdí. Acaso se trate de šarb, plural šârib, ‘que bebe, que absorbe’, aplicado a los terrenos que están siendo regados de una vez, y de ahí la cantidad de agua que se necesita para regarlos. Pero más probable me parece que se trate de šárba ‘sorbo, trago de cosa líquida’, recogido por PAlc. (en textos egipcios ‘vaso, taza’: Fagnan) y perteneciente a la misma raíz, teniendo en cuenta que la -a se pronunció como -e en el árabe tardío, pronunciación que en la zona aragonesa pudo ya ser anterior.