EA!, del lat. IA íd.

1.ª doc.: eya, Berceo, Duelo, 177; ea, 1328-35, Conde Lucanor, ed. Knust, 71.13.

También en J. Ruiz, en la Celestina (ed. 1902, 55.33, 79.33, 95.8), en Nebr. («ea, para despertar a uno: age») y es frecuente desde el S. XVI. Ejs. en Cuervo, Bol. C. y C. I, 433-4, y en Obr. Inéd., p. 307. Normalmente es exhortativa, pero en Asturias ¡ea, ea! se emplea para arrullar a los niños (V). Se ha conservado también en port. eia y hay algún ej. suelto en catalán1 y occitano antiguos, y en hablas insulares de Italia (el rum. ĭa, parece ser de origen eslavo o albanés). Es posible que en latín sea de origen griego (εƸα, vid. Walde-H). Representantes vascos, Michelena, BSVAP XI, 288.

1 Figura algunas veces en el Curial i Güelfa med. S. XV («Ea, cavaller, vós qui menats donzella en vostra companyia, sus, levats», N. Cl. II, 14). Vid. Diez, Wb., 125.