De
despedirse hay ya algún ej. en el S. XIII (Berceo,
Mil., 268, 574; pero como en este autor predomina ampliamente la forma sin
d-, quizá sean éstas modernizaciones;
Apol., 78
c) pero no empieza a ser frecuente hasta el XIV;
espedirse se halla todavía en la
Gr. Conq. de Ultr., 441, en el
Poema de Alfonso XI, y aun en algún texto del XV (Alonso de Cartagena, Pérez de Guzmán). Para ejs. antiguos y construcciones, vid. Cuervo,
Dicc. II, 1129-34. La construcción antigua es casi siempre la reflexiva, aunque por analogía alguna vez se empieza a decir en el S. XIII
espedir el señor a su vassallo (ej. en el
Fuero Viejo). Era típica entonces la ac. ‘declarar el vasallo al señor, besándole la mano, que ya no es su vasallo’, lo cual había de hacerse pronunciando la fórmula típica «
Despídome de vos e bésovos la mano, e de aquí adelante non so vuestro vassallo», según preceptúan las
Partidas. Según indicó Cornu,
Rom. IX, 130-1, y confirmó M.P.,
Cid, 668-9, la ac. primitiva es ésta de pedir licencia, y, por lo tanto, procede de
EXPĔTĔRE y no de
EXPEDIRE ‘desembarazar, despachar’, como habían creído Diez y Cuervo; se confirma esto por razones fonéticas, pues es dudoso que la -
D- intervocálica en esta posición hubiera podido conservarse en castellano
1, y es seguro que se hubiera perdido en portugués, que sin embargo, dice
despedir o
espedir (comp.
despir ‘desnudar’, que procede realmente de
EXPEDIRE). Que
despedir resulte de un cruce de
EXPETERE y
EXPEDIRE, como sostiene Malkiel,
Univ. of Calif. Publs. in Ling. XI (1954), 3.ª parte, es idea perfectamente superflua, que sólo se funda en explicables evoluciones secundarias del sentido del vocablo. El único representante iberorrománico de
EXPEDIRE, según muestra la fonética, es el port.
despir ‘desnudar’, luego las hablas ibéricas llevaron este vocablo por caminos semánticos muy alejados, cerrándole toda posibilidad de cruce con
EXPETERE. En catalán
despedir suele considerarse castellanismo; y parece esto seguro, aunque no es de fecha moderna: AlcM. (que lo confunde con
expedir y sus variantes con
de-) cita dos ejemplos en Isabel de Villena, S. XV y algunos de los SS. XVI y XVII (ya en O. Pou, 1575: «
Despedir los estudiantes: dimittere auditores», p. 180). Nuestro vocablo falta extrañamente en el
REW.