DAIFA, ‘señora, dama (irónicamente)’, ‘concubina’, del hispanoárabe ȓáȳfa ‘dueña, señora’ de la raíz ȓ-y-f ‘pedir o dar hospitalidad’.
1.ª doc.: 1605, Pícara Justina.
Según Aut. no corría en castellano otra ac. que la de ‘manceba, amante’, de la cual da un ej. claro en Espinel; pero el de la Pícara parece corresponder más bien a la ac. irónica ‘señora’ que hallamos claramente en El Saber puede dañar, de Lope (Rivad. XLI, 127a): como en ambos casos se trata de una interpelación, no es probable se dirigiera la palabra a nadie con aquel brutal calificativo; en Tirso, El vergonzoso en Palacio I, 478, se habla de unas mujeres de costumbres dudosas llamándolas estas daifas. En árabe de España era palabra respetuosa (Dozy, Suppl. II, 16b) y en la lengua clásica significaba ‘la mujer recibida en hospitalidad’; pero como en vulgar confundieron sus significaciones el verbo ȓâf ‘recibir o pedir la hospitalidad’ y su derivado ȓáyyaf ‘hospedar a alguien’ (éste significa ‘hospedarse’ en PAlc.) es natural que ȓáȳfa pasara a significar ‘la que hospeda, dueña de casa’ o simplemente ‘señora’, como título respetuoso (véase ej. en la poesía en árabe granadino citada por Pérez de Hita, ed. Blanchard II, 339). Da ya la etimología correcta Covarr. (de donde pasó el vocablo a C. Oudin, 1616); R. Dozy, Gloss., 257; Eguílaz, 385.