CROYO, ‘ruin, de malas costumbres’, del célt. CR֊DIOS (< CROUDIOS) ‘duro, inflexible, firme’.

1.ª doc.: 1330-1343, J. Ruiz.

Es un hápax o cuasi hápax que sólo se documenta en B. Amor: «Era vieja bohona de las que venden joyas: / éstas echan el lazo, éstas cavan las foyas; / non ay tales maestras como estas viejas croyas», «Después desta ventura fuime para Segovia, / non a comprar las joyas para la chata croya» (699c, 972b, vid. el comentario a esos versos en mi edición), aplicado a una mujer. Port. dial. croia «mulher de maus costumes», cat. ant. croi ‘ruin, mezquino’, oc. ant. croi, cruei «mauvais, méchant», fr. dial. (fr. prov., etc.) croei «âpre, rude, difficile à avaler», alto-it. croio, croi ‘amargo, mezquino,’ ‘malo’.

Se trata de un conocido celtismo, cuya aparición en el riñon celtibérico del Guadarrama nada tiene de llamativo, el célt. CR֊DIOS, antes CROUDIOS, ‘duro, firme, inflexible’: nótense especialmente las acepciones alto-italianas y francoprovenzales, pero fíjese la atención en el claro hilo semántico que enlaza a todas ellas, y en la coincidencia del área del vocablo con el área celtorrománica que con el ejemplo de J. Ruiz ahora se hace perfecta, pues hasta aquí los romanistas y celtistas traspirenaicos (desde Thurneysen hasta Wartburg, FEW III, 1258) se habían fijado exclusivamente o poco menos en lo galorrománico. Sin embargo, en el Norte de Portugal y Galicia, otras tierras muy célticas, reaparece el vocablo con todas las características fonéticas y semánticas de autoctonismo (nótese que en Castilla ֊ no debía diptongar ante yod): era palabra favorita del novelista trasmontano Camilo Castelo Branco, que la empleó en frases casi iguales a las del Arcipreste: uma croia velha, estas mulheres são umas croias (vid. RL VIII, 229; CortesƟo, Subsídios, s. v.), revelando así la identidad de una vieja tradición celtohispánica; aún en Galicia perdura este celtismo bien vivo como sustantivo en el sentido de ‘guijarro’: «a miña muller é dura como un croio», «un pequeño moimento de croios» (Castelao 232.7, 117.4) y hay una variante coio ‘pedazo de cuarzo de cualquier tamaño’ (Vall.): «os coios que pintaban os indios e que adouraban como abós» (Castelao 117.4).