COHÉN, ‘sacerdote judío’, del hebr. koɅén íd.

1.ª doc.: h. 1400, Canc. de Baena.

Esta palabra sólo está documentada en judeoespañol y con el significado que indico (p. ej. en el dialecto sefardí de Marruecos: Benoliel, BRAE XV, 214; y en los dos pasajes del Canc. de Baena que cita Eguílaz, uno de ellos con el plural hebreo coenim). La admitió la Acad. en el siglo pasado [1884, falta aún 1843] con las dos acs. ‘adivino, hechicero’ y ‘alcahuete’, y sin calificación dialectal ni cronológica alguna; pero no existe ninguna fuente conocida que confirme la existencia de estos significados en castellano. El primero de ellos se considera ser el significado prehistórico y etimológico (pero no el real) de la voz hebraica, a juzgar por el ár. kahin ‘adivino, profeta’, emparentado con la misma, vid. Jüdisches Lexikon, s. v. priest1. Del segundo no hay confirmación alguna (de existir pudiera tratarse de una variante fonética de la voz alcahuete, de origen arábigo).

1 La base que tendría en cuenta la Acad. para atribuir este significado a cohén es una nota del editor del Cancionero de Obras de Burlas, Madrid, 1841, relativa a un pasaje de una poesía anónima (p. 94), donde el autor hace hablar al caballo del famoso poeta hebreo Antón de Montoro (S. XV) tratándole de «malvado cohén, judío, zafio, logrero», al quejarse de su mezquindad (rima con rehén y con bien). Es una forma indirecta de llamarle ‘avaro’ o ‘judío’. Nada hay en el texto de la poesía que indique para este personaje la calidad de adivino, pero el editor creyó del caso lucir su erudición manifestando que cohén había significado tal cosa.