CIAR, ‘remar hacia atrás, hendiendo el agua con la popa’, voz náutica del mismo origen incierto que el port. y cat. ciar, oc. sià, genov. (> it.) sciare, venec. siare (ant. ziare) íd.; tal vez derivado de cía ‘cadera’ por el esfuerzo que desarrolla esta parte del cuerpo al ciar.

1.ª doc.: varios autores de la 1.ª mitad del S. XV1.

En portugués se halla cear ya varias veces h. 1550 en Juan de Barros y en Lopes de Castanheda (Zaccaria, y Moraes, que cita variante ceyar), gall. cear «ciar, cejar; recular» (RL VII, 207); el cat. ciar aparece ya en la primera parte de Tirante el Blanco (1460-70); de oc. sià en sentido náutico sólo hay testimonios recientes; it. siare aparece h. 1500 en el 2.º canto de Ciriffo Calvaneo, debido a B. Giambullari († 1525), la variante assiare en Luca Pulci († 1470), y el venec. ziare se documenta en 1536 (Jal, s. v.)2; el fr. scier en nuestra ac. náutica es palabra poco castiza, pues Jal afirma que en francés se dice culer o nager a culer; los testimonios más antiguos son los de Duez (1674) y Cotgrave (1611), que traen la ortografía sier: tratándose de un vocablo integrante de la terminología náutica mediterránea ha de ser allí italianismo o acaso provenzalismo. Del italiano pasó también al croato šìjat [S. XVI, Ragusa: Deanovi?, ARom. XXI, 271] y al ngr. σιάρω (de donde el turco si(y)a: Kahane, ARom. XXII, 133, y Journ. of the Amer. Orient. Soc. LXII, 253), mientras que en el árabe magrebí siar (Jal) vendrá del italiano o de otro romance.

Finalmente importa notar que oc. ant. siar aparece en el sentido de ‘cesar, dejar’ (siar d’amar, sia ta foldat) en dos textos de la 2.ª mitad del S. XIII, uno de ellos marsellés3. A pesar de la gran antigüedad de estos testimonios, teniendo en cuenta que la ac. náutica no era propia para salir en las obras de los trovadores, creo que ésta fué la primitiva, pues en castellano presenciamos históricamente cómo de ella salieron figuradamente las de ‘retirarse, retroceder’ y ‘cejar, aflojar en un asunto’ [S. XIX].

Solamente se han emitido hasta ahora dos opiniones etimológicas, que deben rechazarse de plano, pues sólo podrían justificarse fonéticamente si el vocablo en todos los romances procediera del francés, cuando todo prueba lo contrario: SECARE ‘cortar’ (pasando por *‘hender las aguas’), d’Ovidio, AGI XIII, 367, y Baist, KJRPh. IV, 3114; o galo *SELIAREsurcar’ (> fr. siller ‘hender las aguas’), M-L., REW1 y 3, 7764, Gamillscheg, EWFS, s. v., Rohlfs, ARom. VII, 4645; F. Diez, Cuervo y A. Jal declaran ignorar el origen.

Toda investigación seria sobre la etimología deberá ir precedida de una averiguación a fondo sobre los ejs. medievales de nuestro vocablo, y cuanto más antiguos posible, en portugués y en italiano, y de una encuesta comparativa sobre las formas en los varios dialectos de este último idioma. El sic., calabr. y liparés siare ‘ciar’6 (Rohlfs; Coray, VKR III, 362) parecen indicar que el étimo no tenga Ci, como debería creerse por las formas hispánicas, y que entre la i y la a tónica no se perdido ninguna consonante, pero habrá que asegurarse de que estas formas no son hispanismos o tomadas de los dialectos genovés (comp. genov. scimisa < CIMէCĔM, scixérboa it. cicerbita, junto a scì SIC, scignor SENIOREM) O veneciano (comp. venec. zèsera CէCĔRA , sèola CEPULLA). El italiano mod. sciare parece ser genovesismo por su sc-, como reconoció d’Ovidio (comp. genov. scì ‘sí’, scià ‘señoría’, y así scìndico, scinistro, scingulto, scimulâ, etc.). Luego desde el punto de vista de la consonante inicial no parece imposible un étimo *CIARE, pero que esta forma sea metaplasmo del lat. CIREponer en movimiento’, tal como sugiere Moll en el Dicc. Alcover, es improbable: este metaplasmo es hipotético y la etimología carece de base semántica, pues aunque partiéramos del retro ciēre ‘mover hacia atrás’, empleado por Nebr. como traducción de ciar, no tenemos noticia alguna de que el simple ciēre se empleara en el mismo sentido ni de que tuviera uso jamás en el vocabulario náutico.

Todo aquel que haya presenciado la maniobra de ciar aprobaría semánticamente el que se identificara el vocablo con el port. ciar-se, ciar, ‘tener celos o recelo de alguien o algo’, ‘guardarse, tomar precauciones’ ZELARE (como verbo intransitivo en la Eufrosina de F. de Vasconcellos, h. 1537, según Fig.), pues, en efecto, ciar es una forma de remar cautelosamente al acercarse a la costa o a algún obstáculo fijo o flotante. Pero esta etimología presupondría que no sólo es portuguesismo la forma española (lo cual no sería extraño en un vocablo náutico, aun en el S. XV), sino la de todos los romances, incluyendo la catalana y la italiana, ya documentadas en el S. XV, lo cual difícilmente se aceptará de no poderse aportar pruebas concluyentes de una antigüedad mucho mayor en portugués7. El leonés (La Lomba) celar ‘andar para atrás, guiar la pareja hacia atrás’ (cela, Bardín), BRAE XXX, 167, aporta un apoyo notable e inesperado a la etimología ZELARE; y sin embargo, las objeciones contra esta etimología son tan rotundas y sólidas que no podemos dar demasiada importancia a este dato y es de creer que hay aquí un mero espejismo etimológico.

Según el Diz. di Mar., sciare sería derivado de scia ‘estela de una nave’, porque el que cía se pone a seguir su estela (no siempre ocurre así), y scia sería onomatopeya del roce del agua con los costados del navío. Es verdad que el ast. occid. estelar ‘ir hacia atrás’ (en el pueblo costeño de Figueras, vid. Acevedo), derivado de estela, podría apoyar esta opinión, pero la menor extensión geográfica de scia, sólo italiano, y su fecha reciente en esta ac. (falta Crusca 1763), me hacen creer, por el contrario, que scia deriva de sciare, en el sentido de ‘agua que cía (vista desde el navío)’. Angélico Prati enmienda la etimología del Diz. di Mar. admitiendo que scia es derivado de sciare y éste es el que sería de origen onomatopéyico, como lo indicaría la vacilación entre si- y sci- y la existencia de un vocablo local scio ‘acto de resbalar’ (Pistoia), del cual derivaría el it. scivolare ‘deslizarse’. Entonces sciare podría referirse al rumor del agua rozando con los costados de la nave. Quizá sea así. Pero hay muchas objeciones. Este rumor no es característica diferencial del ciar frente al remar (lo cual sería necesario para justificar semánticamente la idea), la etimología de scivolare estamos lejos de poder afirmarla, y ninguno de aquellos dos indicios es de fiar, pues scio es palabra muy local y rara y la vacilación entre sci-, ci- y si- se explica todavía mejor de otras maneras (Vid. abajo). A base de esta etimología tendríamos que admitir que el vocablo es italianismo en todas partes, pero entonces costaría entender la c- castellana, y la fecha del vocablo en italiano (S. XV) es bastante posterior a la del occitano (S. XIII).

En cuanto a SEDAREapaciguar’, que GdDD 6019a supone pasara a ‘detener’ y luego ‘remar hacia atrás’, es etimología imposible por la c- castellana, y por la ausencia de huellas de la -D- en it. y oc., además de forzadísima en el aspecto semántico.

La etimología de Covarr, que relaciona ciar con cía ‘hueso de la cadera’, es inaceptable del modo que la formula, trayendo el vocablo del gr. Ƅσχιάζειν ‘caminar balanceándose a derecha e izquierda’ (derivado de Ƅσχία > cía), pues no es exacto, como él creía, que ciar sea «volver una galera a una parte o a otra con los remos»; sin embargo no seria inconcebible que tengamos en ciar un derivado romance de cía ‘cadera’, pues el remero que cía debe hacer inclinaciones profundas echando fuertemente las nalgas y caderas hacia atrás, y aunque en todo ejercicio de remo sea importante el esfuerzo desarrollado por las caderas, es indudable que el remador avezado mueve mucho menos esta parte del cuerpo cuando rema normalmente que al ciar. La oposición consonántica entre port.-cast.-cat. ciar, it. sciare y calabr. siare, paralela a la existente entre port.-cast.-cat. cía, ciática, it. sciatica, calabr. siàtica, como resolución fonética del grupo SCI-, podría apoyar este punto de vista, que habrá que dejar en cuarentena hasta que se practique la investigación detallada que he postulado arriba. Por ahora ésta es la etimología que me parece más verosímil.

CPT.

Ciaboga [1539, Guevara]8, compuesto con bogar; ciaescurre [1626, J. A. de Funes, en Aut.], compuesto con escurrir; formas semejantes a estos compuestos se hallan en los demás romances, vid. Jal.

1 En una pregunta de Ferrant Manuel [de Lando] a Juan Alf. de Baena, en el Canc. de éste, 260.13 (ed. Madrid, 1851, p. 266); Lando nacería h. 1370 o 1365, y el Cancionero se recopiló h. 1445. En el Sueño del Marqués de Santillana († 1458), y en una respuesta del mismo a Juan de Mena († 1456), en una de cuyas obras, la última en fecha, se halla también ciar. Además dos veces en el Cancionero de Stúñiga, recopilado h. 1460. Vid. Cuervo, Dicc. II, 139; Cej. VIII, § 12. En todos estos ejs. se halla el sentido propio, náutico, del cual Aut. sólo cita un ej. del S. XVII; agregúese, en el XVI, «Abogacía, que uno boga y otro cía», en los Refranes Glosados de Sebastián de Horozco y otros en Cervantes de Salazar (p. 688) y en Nebr.: «ciar, mover atrás retro cieo». Por lo demás, en fecha posterior, Cuervo y Aut. sólo recogen casos del sentido figurado ‘retroceder (esp. un ejército)’, desde Gómara, 1552, o ‘cejar, aflojar en un negocio’, pero hoy sigue empleándose en el Cantábrico en el sentido propio (Pereda, Sotileza, p. 561); no logré, en cambio, confirmación del uso del vocablo en la costa chilena (Quintero), pero el arg. Montagne, Cuentos Cuyanos, p. 156, lo emplea en el sentido de ‘maniobrar (una cuba que se hace bajar por un camino)’. Es improbable que la palabra aparezca en una muwașșaha de Aben Maslama (Málaga, S. XII) como sostiene García Gómez, Al-And. XXXI, 1971, 66. Me comunica por carta que ha aceptado la propuesta de un erudito marroquí de corregir un pasaje de Abencuzmán introduciendo allí el mismo verbo sîya ‘rema hacia atrás’. En ambos autores ha sido menester corregir el manuscrito para introducir este verbo. Aunque no puedo comprobarlo todo en el contexto de Abencuzmán, como se ve por el de Aben Maslama no hay nada que haga suponer que se trate de ir en barca, ni nada que se pueda relacionar con una corriente de agua: si el Prof. García Gómez admite que se debe tratar de una persona que se baña y otra que vela por el bañista en una barca, es una mera suposición no confirmada por palabra alguna del poema. El hecho es que junto a sîya figura un vocablo árabe que significa ‘tío’, y, como explica el insigne arabista, es el término que usaban los «efebos» para llamar a sus pederastas. Todo indica, pues, que sîya sea una palabra mozárabe equivalente al italiano zio ‘tío’ y el bearn. sià ‘tía’ (del mismo origen que el cast. tío). Siaa y sian ya aparecen en textos jurídicos medievales de Bearne y de Bayona. Además las Leys d’Amor tolosanas del S. XIII (Levy PSW. VII 653) dicen que era monosílabo ―sia per amda [< AMITAtía’]― sin especificar que sea voz gascona (como suele hacerlo cuando lo es): quizá se empleó también en el Languedoc occidental. Recordemos que el verbo que nos interesa es extraño al árabe (pues el magrebí siar, como ya muestra perentoriamente su -r, es un hispanismo reciente) y si hubiese existido en mozárabe una equivalencia del cast. ciar, port. cear, cat. ciar, tendría que tener forzosamente Ƈ, según la fonética mozárabe, y no s-.―

2 Otro testimonio italiano de siare, 1558. Jal trata de nuestro vocablo en los artículos scie, sia, siare, zia, declarándolo de origen desconocido.―

3 En otro texto medieval anónimo no·m sei d’anar tiene el mismo sentido, pero creo que aquí la -i es la desinencia de la 1.ª persona del presente, y el infinitivo será sear y no seiar, como insinúa Appel. Levy compara con Delfinado sià «remuer, mouvoir» (Mistral).―

4 Duez registra una variante soier y Mistral una forma seià, que se deben a confusión del lexicógrafo con el fr. scier SECARE y con el delfinés seià de igual origen.―

5 La expresión sier en arrière, en Cotgrave, en que se apoya Gamillscheg, es expresión reforzada y redundante, propia de una lengua donde el vocablo era poco usual: claro está que no prueba que hubiera significado primitivamente ‘bogar, en general’. Tampoco prueba nada el que Mistral dé la traducción «siller, couper les flots», de la que parte M-L.: Mistral está dando ahí un significado supuesto como etimológico, pero todos sus ejs. son del sentido conocido.―

6 En 1923 daba Rohlfs para Calabria el significado ‘botar (un navío)’, pero en su diccionario calabrés de 1938 sólo recoge la ac. general.―

7 Zaccaria admitió el vocablo entre los hispanismos o portuguesismos del italiano, pero él no conocía testimonios italianos anteriores al ziare que aparece en la traducción de Castanheda al italiano por Ulloa.―

8 Es extraña la forma andaluza cinaboga recogida por A. Venceslada (1.ª y 2.ª ed.).