CHURRULLERO, ‘fanfarrón, charlatán’, ‘el que hace mal su profesión’, del anticuado churrillero o chorillero, derivado de Chor(r)illo, nombre que se daba en castellano a la calle y hostería del Cerriglio, en Nápoles, donde solían reunirse los soldados hampones que no querían luchar.

1.ª doc.: chorillero, 1555, Viaje de Turquía; churrillera, 1615, Quijote, II, xlv; churrullero, 1613, en varias obras de Cervantes.

Rodríguez Marín, Quijote, ed. 1928, V, 422n.; Terlingen, 305; Cej. VIII, § 97. El origen del vocablo está ya bien explicado en el Viaje de Turquía, cuyo texto transcribo: «PEDRO. Toda Nápoles está en la mesma ribera, y tiene gentil puerto... calles comunes, la plazuela del Olmo, la rúa Catalana, la Vicaría, el Chorillo. ―MATA. ¿ES de ahí lo que llaman soldados chorilleros? ―PEDRO. Deso mesmo; que es como acá llamáis los bodegones, y hai muchos galanes que no quieren poner la vida al tablero, sino andarse de capitán en capitán a saver quándo pagan su jente para pasar una plaza y partir con ellos, y beber y borrachear por aquellos bodegones; y si los topáis en la calle tan bien vestidos y con tanta criança, os harán picar pensando que son algunos hombres de bien» (ed. NBAE, 91-92). Nada de extraño por consiguiente que en el Viaje al Parnaso del propio Cervantes aparezca churrullero aplicado a un tránsfuga, en un pasaje donde aquel vocablo significa, según Aut., lo mismo que desertor. En El Licenciado Vidriera, Cl. C. II, 47, se refiere a los malos poetas, de suerte que el vocablo llegó a aplicarse a todo el que desempeña mal su profesión, según nota Rz. Marín; lo mismo que hoy en día charlatán. En el Quijote se refiere a una mujer de costumbres equívocas que se dedica a una especie de chantaje; en el Coloquio de los Perros, II, 279, se habla de rufianes churrulleros; V. otras citas en el comentario de Rz. Marín. Cerriglio (que en el origen sería forma hermana del it. cerro y del calabr. carrigliu ‘encina, carrasca’) se convirtió en Chorrillo en boca de los españoles, porque *Cherrillo no hubiera significado nada en castellano, mientras que aquella forma era frecuente como nombre de lugar español y apropiada además como nombre de taberna, donde se bebían muchos chorros de vino; menos evidente es la razón del paso de churrillero a churrullero, aunque debió de ayudar el sentimiento de una reduplicación expresiva de la vocal, comparable en cierto modo con la que vemos en churriburri; no creo que haya influjo de churrupear, voz poco extendida. La forma de Oudin, 1616, churrulero «un babillard, un causeur» tiene -l- por errata.