El chirimoyo se cultiva hoy desde el Norte de Chile y de la Arg. hasta Méjico, pero según el Padre Cobo lo vió él por primera vez en Guatemala el año 1629 y desde allí envió semillas al Perú, donde hasta entonces no se conocía, aunque después su cultivo prosperó allí más que en parte alguna. De acuerdo con este dato suele atribuirse el vocablo al quiché, dialecto maya hablado en Guatemala. Así Friederici,
Am.
Wb., 180. Sin embargo, son de notar los hechos señalados por el propio Friederici: Termer rechaza el origen quiché por no ser conocido hoy el vocablo en este idioma, y el Dr. Hernández (si no me engaño, a fines del S. XVI) muestra que en su tiempo
chirimoya no era palabra conocida en Méjico. En vista de ello cabe la posibilidad de que al ser importada la fruta en el Perú recibiera allí su nombre, y que al tomar gran importancia el cultivo de la misma se difundiera la nueva denominación quichua hasta el mismo país de origen. En efecto, según observa Lenz,
Dicc. 305, el vocablo se explica por el idioma de los incas:
Ƈíri ‘frío’ +
múyu ‘círculo, rueda’, es decir, ‘fruta redonda, fresca’. Entonces lo primitivo sería
chirimoyo, de donde se sacaría el femenino según el modelo de
manzana frente a
manzano. Nada se puede asegurar
1, pero el caso es que de cinco testimonios anteriores al S. XIX recogidos por Friederici y Lenz, tres corresponden al antiguo Perú (Cobo, Juan y Ulloa, Veigl), uno a Chile (Molina), uno al Norte de América del Sur (Humboldt) y ninguno a la América Central o Septentrional.