CHINCHILLA, ‘mamífero roedor sudamericano de piel muy estimada’, origen incierto, probablemente de una lengua del antiguo Perú: el aimará o el quichua.

1.ª doc.: 1590, Acosta.

Lenz, Dicc. 298, y Friederici, Am. Wb., 177-8, se inclinan a creerlo de origen aimará, teniendo en cuenta que el vocablo figura ya en el diccionario de esta lengua por Bertonio (1612). Indudablemente ésta no es razón decisiva, pues ya en esta época habían penetrado muchas voces castellanas en los idiomas indios1. Sin embargo, sería erróneo creer que el aspecto fonético del vocablo invite precisamente a buscar un origen europeo. La terminación a es muy frecuente en quichua, donde corresponde a derivados de los numerosos adjetivos y sustantivos en -i; derivados que, con valor adjetivo, adverbial y también sustantivo, realzan, subrayan o atenúan, y, en general, modifican levemente el significado del primitivo (‘koñía ’templado‘ ~ ’kóñi ‘caliente’; Ƈ’akía ‘desecativo’ ~ Ƈ’áki ‘seco’; uƇía ‘diligentemente’ ~ úƇi ‘diligente’; Ƈ’iƇía ‘fleco, rapacejo’ ~ Ƈ’íƇi ‘yema, retoño’; etc.).

Por otra parte, la presencia de chinchilla en el diccionario aimará, aunque no decisiva, no deja de ser dato de cierto valor, pues el vocablo no figura en los dicc. de otras lenguas indígenas, sea vocabularios indio-castellanos (como los quichuas de Gz. de Holguín y Lira o el araucano de Augusta), sea vocabularios castellano-indios (como el quichua de los Franciscanos, el araucano de Augusta o el general de Abregú). Luego parece que para Bertonio la chinchilla tenía algo de específicamente aimará, cuando se decidió a incluir su nombre. Ahora bien nos consta, por Acosta, el Padre Cobo y otros, que la chinchilla era muy buscada por los indios peruanos para hacer abrigos y adornos con su piel de pelo finísimo y sedoso. Luego bien puede el vocablo castellano ser voz indígena, o bien una ligera alteración del nombre que le daban los pobladores del Imperio Incaico; cabe dudar, por lo tanto, entre mirar el aimará chinchilla como voz originaria de este idioma―estrechamente emparentado con el quichua―o como forma ya alterada por los castellanos, bajo el influjo de chinche o del nombre propio español Chinchilla, mas procedente en última instancia de un vocablo aborigen, sea quichua, sea aimará. Varios vocablos de aquel idioma (o sus correspondencias en éste) se prestarían semánticamente para ello. Webster piensa en quich. sínƇi ‘valeroso, valiente’, ‘fuerte’ (pero sólo si el vocablo hubiese significado además, en aimará o en algún dialecto, ‘valioso, precioso’, me parecería esto posible); también se podría pensar en el indicado Ƈ’iƇía ‘fleco, rapacejo’2, pues las pieles de chinchilla, por su tamaño reducido, se prestan para hacer ribetes, orlas o guarniciones; o en ƇiphƇí-a, de ƇíphƇi ‘fulgor, brillo, brillantez, lustre’, por lo sedoso y fino de la piel de la chinchilla.

Por otra parte, varios han indicado la posibilidad de que chinchilla sea diminutivo del cast. chinche, pero sin dar una explicación semántica que satisfaga. La Enciclopedia Italiana indica que vendrá del mal olor de la chinchilla, pero los naturalistas no confirman que este roedor sea maloliente; Skeat supone, por lo tanto, que el nombre se lo daría gente que no conocía bien las propiedades del animal, pero a juzgar por la aparición en Acosta, debemos creer que el vocablo era usado en el país donde vive la chinchilla, y no hay motivo para creer que no le fuese aplicado por los cazadores mismos. Sólo quedaría, por lo tanto, la suposición del NED: que se diera este nombre diminutivo a la chinchilla para distinguirla de un animal parecido que, a su vez, fuese maloliente; en realidad, según el Standard Dictionary de Funk y Wagnall (como notó Lenz), chincha se ha empleado como nombre del Lagidio, que es un chinchíllido algo mayor que el que nos interesa y frecuente en la Cordillera chileno-argentina, y al mismo animal, así como a la vizcacha (chinchíllido de las Pampas, mayor aún) se les da el nombre de chinchillones3; pero tampoco estos animales son notables, que yo sepa, por su mal olor4; y en principio es más probable que chincha y chinchillón se sacaran secundariamente de chinchilla, más conocido. Finalmente, el Century Dictionary (1889) y el propio Funk-Wagnall recogen chinche y chincha como nombre de la mofeta o zorrino, animal sumamente fétido, en efecto, y Bloch dice que Buffon (S. XVIII) le dió el primero de estos nombres; pero no sólo la chinchilla es muy diferente de la mofeta, sino que además no nos consta que tales denominaciones hayan sido jamás populares: parece tratarse de una confusión, hecha por naturalistas y viajeros, entre el nombre real de la mofeta, chingue en Chile, y chiñe en Mendoza y Oeste Argentino, de origen araucano (Lenz, s. v.), y el nombre español de la chinche.

1 No estará de más indicar que no hay unanimidad entre los americanistas. Lafone, Tesoro de Catamarqueñismos, cree que puede ser voz cacana; lo cual puede descartarse, pues el cacán sólo proporcionó nombres de lugar y algún raro apelativo de uso local limitado a las provincias del Noroeste argentino.―

2 Quizá es idéntica a ésta la voz ƇiƇía (con Ƈ y no con Ƈ´), registrada también por Lira, con la definición «tejido que se practica alrededor de algunas prendas que se han gastado en el ruedo».―

3 Enciclopedia Espasa. Según Sabella, Geografía de la Prov. de Mendoza, chinchillón es la vizcacha. Creo que lo emplea en el mismo sentido Justo P. Sáenz, La Prensa, 6-VII-1941.―

4 La vizcacha es animal muy conocido y popular en la Arg. Sus propiedades más notables son la costumbre de abrir madrigueras numerosas en montones de tierra o vizcacheras, y la de almacenar allí toda clase de objetos, especialmente huesos de animales y piezas de metal abandonadas. Claro está que la acumulación de huesos, y de bosta o estiércol de vaca, en las vizcacheras, puede hacer que estos lugares sean malolientes. Pero dudo que esto sea bastante característico.