CEÑO, ‘expresión severa del rostro, que se toma dejando caer el sobrecejo o arrugando la frente’, del lat. tardío CէNNUS ‘señal que se hace con los ojos’.
1.ª doc.: h. 1475, G. de Segovia, 88; h. 1500, J. del Encina; arag. a. cenno ‘guiño, guiñada’, 2.ª mitad del S. XIII, Vidal Mayor 2.2.3; comp. aceñar, O, 355b, o ceñar, P, ‘hacer señas con los ojos’ en Alex.1; ceñudo, 1438, Corbacho.
Junto a la ac. corriente, en textos y dialectos arcaicos hallamos formas que indican sentido original más amplio: ceñar o aceñar ‘hacer señas con los ojos’ en Alex., aceñar ‘señalar’ («to point to») en el Recontamiento de Alixandre (texto morisco aragonés del S. XVI: RH LXXVII, 588), ‘señalar con la mano’ en otros textos de la misma procedencia (glosario del Memorial Hist. Esp., V), ceñar ‘hacer señas con los ojos’ en el aragonés Pellicer (1626, DHist.), arag. ceña ‘seña, guiño’ (Jordana), Miranda de Duero aceiño ‘gesto con la mano o con la cabeza’ (Leite, Phil. Mir. II, 150), gall. del Limia azanar, acenear, ‘hacer señas’ (VKR XI, 262), gall. acertar ‘hacer señas con la mano, con la cabeza, con los ojos, para expresar lo que no se puede decir de palabra’, port. acenar íd. [«conniveo», S. XIV, RPhCal. VI, 78, § 584], port. y gall. aceno ‘seña’, vasco keinu (o kheiñu) ‘gesto, seña, guiño, mueca, amenaza, amago’, keinatu ‘amenazar, amagar’, keinada ‘señas con el ojo, amenaza, embestida’. Michelena, BSVAP X, 383, cree que el vasco k(e)iñu pertenece a la familia de GUIÑO, mientras que de ceño viene el vasco z(e)iñu ‘mueca, ceño’, separación que a mí me parece menos segura, dado el sentido de CINNUS en latín. Si estas palabras vascas vienen del cast. guiño, guiñar, según quiere una autoridad en la materia, como Schuchardt (en el artículo de Spitzer), esto nos indica cuan fácil es pasar de ‘señal de los ojos’ a ‘expresión amenazadora’, pero aunque ello no fuese cierto, y la voz vasca viniese del mismo origen que ceño, como prefiere M-L.2, este cambio semántico sería más fácil aún que el de ‘ceja’ o ‘sobrecejo’ a ‘ceño, expresión severa’, del que también existen muchos ejs. (lat. supercilium ‘severidad, gravedad’ > it. cipiglio íd., fr. sourcilleux ‘preocupado, ceñudo’, griego Ɔπισκύνιον ‘piel de la frente; aire severo, gravedad; orgullo’), y que justamente presupone la fase intermedia ‘signo que se hace con las cejas’. Claro está que las señas con las cejas o los párpados son las más fáciles de las señas posibles, de suerte que una especialización semántica en este sentido, no es nada sorprendente.
Una vez admitida la posibilidad de que el cast. ceño provenga del sentido del port. y gall. aceno, mirand. aceiño ‘seña con los ojos, etc.’, es evidente que éstos son inseparables del it. cenno íd., accennare ‘hacer seña’, ‘señalar’, fr. ant. cener, acener, oc. ant. cenar íd., que vienen de la voz del latín tardío CINNUS ‘guiño’, documentada en el africano Fabio Fulgencio h. 500 d. C. (M-L., KJRPh. VI, i, 123) y en varias glosas, con la traducción ‘señal con la cabeza’, ‘mueca’ («νεǢμα, tortio oris»: CGL II, 100.50; IV, 219.23, etc.), CINNARE «nictare, innuere, promittere» (CGL V, 277.24; 261.39). No vacilo, pues, en dar la razón a Spitzer contra M-L., que, siguiendo una sugestión de Baist (RF I, 134-5), propuso como étimo el gr. Ɔπισκύνιον3.
Los fundamentos de Meyer-Lübke, además de los semánticos, son endebles. La e vasca: ¿podría corresponder a una I latina, tratándose de una palabra antigua en el idioma, como lo muestra la k?; sin duda: siendo el cambio de է en e propio del S. II d. C., mientras que la alteración definitiva, de la Ci latina es fenómeno posterior en algunos siglos, debe admitirse la posibilidad de que haya palabras vascas con ke < Cէ; por lo demás la etimología del vocablo vasco no es segura; en cuanto a la nh del port. cenho [Corte Real, † 1588; Fr. B de Brito, † 1617], sobrecenho [Arraes, 1589], tiene aún menos fuerza: dada la fecha de los ejs. citados nada se opone a que sea castellanismo, pero también podría deberse a un cruce con SէGNUM, como el que tenemos inequívocamente en el engad. tschegn, genov. ant. cegno ‘seña con los ojos’ (y demás formas de los dialectos italianos estudiadas en el AGI XV, 53), fr. ant. cigner ‘guiñar los ojos como advertencia’ (FEW II, 689a); en la primera alternativa el origen forastero explicaría la ac. exclusivamente figurada de cenho ‘expresión severa’ frente a la primaria ‘seña’ que tiene el autóctono aceno, mientras que en la segunda se trataría de una repartición de acs. como la que tan a menudo observamos en los duplicados de un idioma; por lo demás, el trasm. cêno «sobrecenho», ‘ceñudo’ (Mogadouro, RL V, 37), indica que esta repartición no es la misma en todas partes4.
Existe una variante zuño con el mismo significado de ceño, empleada por Villaviciosa (1615 «la Furia Aleto, con el torvo zuño / apretando serpientes en el puño»), y registrada a base de este ej. único por Aut., pero ya figura en G. de Segovia, en 1475 (çuño: p. 88), y Oudin la define «une mine de la bouche comme par desdain; c’est aussi un hochement de teste pour signifier qu’on ne veut pas une chose»; Cej. VIII, § 122. Fijándose en esta definición, cree Spitzer (RFE XII, 248-9) que en el origen sería un refunfuño o gruñido, después otra seña de desaprobación y finalmente ‘ceño’: se trataría de un derivado de zuñir, port. zunir, ‘hacer un zumbido’, y ahí tendríamos, en palabra independiente, otra prueba del proceso semántico admitido para ceño. Bien puede tener razón, aunque debe tenerse en cuenta que el ast. zuna es ‘mala maña’, ‘resabio en el ganado caballar o vacuno’ (usado por el P. Feijoo, según Rato), santand. zuna ‘resabio de una caballería’, ‘perfidia o mala intención de una persona’ (ejs. de Pereda en G. Lomas; más datos en Fdz. Gonzz., Oseja, 370), los cuales nos conducen al bearn. sune ‘rabieta, cara de enojo’ («bouderie»), Bigorra sùnio íd. (Palay), gasc. suno «face, front» (en Fleurance-du-Gers, Era Bouts dera Mountanho XXIX, Supl., 56, 64). Estas palabras pueden indicar otro origen, o podrían adaptarse en rigor a la idea de Spitzer, suponiendo que de ‘gruñido’ se llegara a ‘cara de enojo’ y a ‘cara en general’. Es verdad que la ç sorda de G. de Segovia no anda de acuerdo con la z- del port. zunir, y si bien podría admitirse que en castellano el vocablo sufrió el influjo de la sorda inicial de ceño, para las formas gasconas, esto sería más difícil. Sea como quiera, zuño debe tener etimología diferente de ceño5. Tal vez se trate del ár. súnna ‘precepto o tradición religiosa’, que en cat. ant. çuna tomó, como es natural, el sentido de ‘malas mañas’ («tota lur çuna, / ley, art e manya, / pràctica stranya, / hipocresia / e ronceria / te vull mostrar», Jaume Roig, v. 7686, 8958; «en contra mi hages ley e no suna» Auziás Marc en Ag.), de donde fácilmente se pasaba a ‘malignidad’, ‘enojo’, etc. Comp. la historia paralela de RONCE 6.
DERIV.
Ceñoso. Ceñudo (V. arriba). Ceña, ceñar, aceñar (V. arriba). Sobreceño (V. arriba).
1 «Venus... descubrióse el boço quando ovo de fablar, / cató contra París, començó de ceñar; / dixo: si quieres, Paris, el derecho judgar / ya lo puedes ver qui la deve levar».― ↩
2 Y parece probable. La misma ecuación ଖn = NN hallamos en otro antiguo romanismo vasco: boina ABONNIS.― ↩
3 Hay también un ej. del raro σκύνιον ‘entrecejo’, en Nicandro de Colofón (S. II a. C). Baist se fija en la alternativa vocálica ceño ~ zuño, que a él le sugería un étimo con υ. Pero ya el propio M-L. rechazó este fundamento haciendo notar que una υ griega sólo podía dar u castellana, a condición de que existiera una forma con U en latín vulgar, y un lat. *(EPI)SCUNIUM no explicaría la z- de zuño. Quizá cupiera escapar a esta argumentación, harto lógica, admitiendo un lat. vg. *SCIUNIUM, con la transcripción de la vocal mixta υ por IU, como en ƔǢρος > GIURUS > rum. jur; pero esto no ofrece la menor verosimilitud, pues sólo hay algún caso de esta transcripción en el latín de Oriente, y en España lo único parecido que se halla es υ > UI (AILC II, 135). En consecuencia M-L. prefería explicar zuño por una contaminación con azuzar, y partía de una traducción o adaptación de έπισκύνιον, como *(SUPER)SCENIUM, debida a la pronunciación tardía de la υ como ö. En cuanto al vasco, habría reemplazado *SCENIUM por *CENIUM, debido a la falta de s líquida en este idioma, explicación forzada y nada convincente. M-L. había admitido la etimología CINNUS en la primera edición del REW; en el artículo correspondiente de la tercera edición (1933) suprimió el cast. ceño remitiendo a un artículo 2880a, que había de ser evidentemente EPISCYNIUM, pero llegado a esta parte de la obra, no escribió tal artículo, sea por olvido o porque su hipótesis ya no le pareciera sólida.― ↩
4 En cuanto al origen del lat. CէNNUS, Ernout-M. no se pronuncian, y Walde-H. se inclinarían por derivarlo de Ɔπισκύνιον, atribuyendo la idea a M-L., en lo cual hay confusión, y claro está que no es posible. Más bien serán CէNNUS y guiño voces de creación expresiva, donde el movimiento rápido del párpado se indica por kinn- o ginn-.― ↩
5 El parecido con el hispanoár. xunn, xuntúra, ‘seno de vestidura’ (PAlc.), marroq. y argel. šun ‘seno entre la piel y la camisa’ (Simonet), parece ser casual.― ↩
6 No creo que se trate de la ac. etimológica del ár. súnna ‘rostro, facciones’ y luego ‘usanza, hábito’, sentidos clásicos que no parece se conservaran en árabe vulgar (faltan en Dozy, Beaussier, R. Martí, Tedjini, Probst, PAlc., etc.). ↩