CENDAL, palabra común con el fr. ant. (cendal íd.) y con otros romances, de origen incierto; es dudoso que venga del gr. σινƌǠν, -óνος, ‘tejido fino, especie de muselina de origen índico’.

1.ª doc.: Cid1.

También cat. ant. cendal (raro, S. XIV), oc. ant. cendal (en el Monje de Montaudon, h. 1200), fr. ant. cendal2 [2.ª mitad S. XII: Roman de Thèbes, Chrétien de Troyes], b. lat. cendalum [837, doc. belga, en Du C.]; el it. zendale (sendale en Barberino, † 1348), y a. alem. med. zindal, zëndal (hoy zindel) parecen ser de origen francés, y el ár. Ɋándal [S. XIX, Egipto y Norte de África; Dozy, Gloss., 378; Suppl. I, 846a] procede también de Europa. Junto a esta forma existe cat. ant. cendat [S. XIII: Costumbres de Tortosa, Crón. de Jaime I, Ordenanzas de 1271] > arag. ant. cendat (invent. de 1402: BRAE II, 220; también cendatum en un inventario de Toledo, de 1280), oc. ant. cendat [2.ª mitad S. XII: Bertran de Born; > it. zendado, a. alem. med. zindat, zëndat], fr. ant. cendé [2.ª mitad S. XII: Romans de Thèbes, de Troie]; más raro es fr. ant. cender (S. XIII)3. Alessio (RLiR XVIII, 64-66) propone explicar el oc.-cat. cendat, it. ant. zendado, a base de un griego *κεντατóς, al que atribuye el sentido de ‘recamado’, como adjetivo verbal de κεντεƗν ‘aguijonear, picar, herir’, propuesta que debe rechazarse, como hace Prati, RLiR XIX, 219-20: tendría que ser una forma dórica y derivada de la rara y tardía κεντĘν (comp. τιμƓτóς de τιμĘν), y el paso de ‘picar, herir’ a ‘perforar’ y luego ‘recamar’ es ‘hipotético’ (además de que κεντƓτóς más que ‘picado’ sería ‘susceptible de serlo’); el hápax cendetum de un doc. de 1305 es seguramente una errata. Prati compara la doble terminación zendale = zendado con el caso de arsenale = arzanà = b. lat. tarsenatus, y no cree que pueda haber relación con el nombre de lugar chino Sindu citado por Marco Polo. Sigue oscuro el problema.

Desde el punto de vista semántico no habría dificultad en identificar con el griego σινƌNjν, -óνος, lat. sindon, -ōnis (Marcial), tanto más cuanto que hay referencias de que el cendal podía traerse de Oriente4, si bien era también de fabricación occidental. Pero el cambio de terminación (que aceptaron Diez, Wb., 346, y M-L., REW, 7935) es muy violento. Es difícil semánticamente derivar del ár. vg. sendâl ‘chapa, lámina delgada de metal’ (alteración del ár. sandân ‘yunque’), como propone Covarrubias (comp. Dozy, Suppl. I, 693a); además en romance esperaríamos entonces *cendel.

DERIV.

Cendalí [1637, M. de Zayas]. Cendalino murc. ‘(palomo) de color ceniciento’ (?).

1 Para documentación antigua, vid. M. P., Cid, 5712; A. Castro, RFE VIII, 333-4; Cej. VIII, § 40.―

2 Me pregunto si no será variante picarda de cendal el moderno chandail, al cual se le busca (vid. Bloch) una complicada etimología anecdótica, cuya fundamentación convendría examinar con ojos críticos y algo escépticos.―

3 Cuatro ejs. en Tobler. No es imposible que de ahí salga el cat. y arag. sendera ‘red que se pone a la embocadura de una madriguera para cazar conejos y liebres’ [Cortes de Zaragoza, de 1528: BRAE XVI, 60-1], vid. BDC XXIV, 180. Según GdDD 6043 sendera ‘red de cazar conejos’ vendría de senda por ponerse en las sendas que forman los conejos en la hierba, lo cual no negaré por ahora, pero es indispensable confirmar el dato.―

4 Cendaus d’Andre, en los Romans de Thèbes y de Troie, y en otros viejos textos franceses (Tobler), localidad que se ha identificado con Andros. Existen también otras opiniones acerca de los cendales de Adria del Cid, 1971, en relación evidente con esta denominación francesa; vid. M. P., Cid, s. v. Adria; Crescini, RFE IV, 278.