CEDIÉRVEDA, palabra rara, que en esta forma o con variantes semejantes, entre ellas cillérvedas, aparece en algún texto medieval de Castilla y en el uso local de algunas comarcas actuales de Castilla la Vieja y León, y designa una pieza muy apreciada de ciertas reses: ‘carne de puerco pegada a las costillas’, ‘residuo de partes gruesas que queda después de haber descarnado las reses’; de origen incierto, probablemente de un compuesto célt. *CAERO-RĔBRĔTA, simplificado en *CAERÉBRETAcostillares o gorduras de jabalí, ciervo, cabrito, etc.’, compuesto de CAERO-cabrón’ con REBRO-costilla’.

1.ª doc.: h. 1330, J. Ruiz 1093b.

Aparece en E. de Villena (a. 1423), en Melchor de Sta. Cruz (1598), «un hombre que parecía que le avían sacado cillérvedas de las quixadas»; «chorizos, longanizas y cilluérvedas» en Lope; hoy ‘costillares de cerdo descarnados’ en varios pueblos de Ávila y Segovia. Mz. Pidal, RFE VII, 45.

Hay varias pistas etimológicas. Acaso del lat. SCIRIBILITA, que aparece como variante más rara del poco frecuente SCRIBLITA, citado por Plauto, Petronio, Catón y Marcial, como nombre de una especie de torta; sin embargo podría tratarse de algo parecido a una pizza napolitana, con carne de cerdo o de pescado, y de ahí haber pasado a distinguir estas carnes; suponiendo que la I penúltima fuese breve (los diccionarios la dan como larga, pero quizá sin mucha razón) y admitiendo la existencia de otra variante *SCIURIBIULLIUTA , podríamos llegar con metátesis a cillérveda. Más difícil sería justificar cediérveda, que justamente es la variante antigua, y todo junto exige una serie de supuestos, bastante hipotéticos y arriesgados.

Lo mismo digo del lat. tardío CICIRBITA (siglo VI), de donde el it. cicérbita, Pistoya cicèrbita ‘cerraja’; con disimilación: cez- en ced-, pero aunque es concebible el paso de ‘ensalada con pedacitos de carne’ a esos pedacitos, es semántica harto hipotética.

En todo caso me parece seguro que la coincidencia con el bretón killévardon «du porc frais» citado por Mz. Pidal, se debe a una casualidad: de ahí sale el fr. guilverdons (vid. Rabelais II 13, Godefroy, Huguet; A. Thomas, Rom. XXIX, 435), cuya aparición repetida en textos del Occidente francés en el S. XVI, revela un compuesto formado en Bretaña con el bretón kîk ‘carne’ en fecha relativamente tardía (V. en Victor Henry, Gloss. Étym. du Breton Moderne, el otro posible componente, más local y reciente todavía: Levardon = frisón Leuwarden ‘puerto donde los navegantes bretones suelen ir a abastecerse de cerdo fresco’).

La terminación en -´eda , bien documentada en varias palabras célticas continentales, hace pensar en la de abstracto o colectivo en -RĔTON, que es de las más productivas en céltico antiguo, luego quizá se trataría de un *KERESRĔTON (derivado del indoeur. KERAS- o KERES-cabeza, cerebro’), cuyo plural *KERESRĔTA se habría cambiado en latín vulgar hispánico, sea por influjo del CEREBRUM latino, sea porque una evolución fonética de -SR- en -BR-, paralela a la que se da en latín, existiese también en hispanocéltico, lo cual es mero supuesto, pero no forzado: en todo caso lo que es bien conocido es que el grupo inicial SR- se cambiaba en FR- en céltico continental; luego lo más probable sería suponer una forma básica *CERĔFRĔTA, como base de las formas romances: -FR- se sonorizaría primero en -br- como en ábrego AFRICUS y luego sufriría una trasposición enteramente paralela a la que observamos en el nombre de estructura análoga Sepúlveda de *SEPPOBRIGA (O Septem Publica aunque éste tiene aires de ser una mera etimología «popular» de notarios medievales). Así, con una doble y divergente disimilación, llegaríamos por una parte a *ciliérveda (de donde cillérveda) y por la otra a cediérveda (cid-). El sentido primitivo tendría que ser entonces algo como ‘manjar de sesos, de meollos o de páncreas de ternera (ingl. sweetbreads)’.

Pero de nuevo ahí el aspecto semántico nos obligaría a partir de bastante lejos. Así que lo más razonable que veo sería un compuesto céltico *CAERO-RĔBRĔ-T (simplificado en *CAEREBRETA) formado por *CAERO-cabrón, macho de varios cuadrúpedos’ (galés caer-iwrch ‘ciervo macho’, gr. κάπρος ‘jabalí’, latín caper, ags. häfer ‘chivo’), e irl. ant. remor ‘gordo, grueso’, galés rhef ‘grande, espeso’, eslavón rebro, a. alem. ant. rippa ‘costilla’ (de la familia de Ɔρέưειν ‘techar’). Y así *CAERO-RĔBRĔ-T pudo significar ‘costillares o gorduras de jabalí, ciervo, cabrito etc’. De todos modos no creo que la idea de Meyer-Lübke (RFE VIII) de partir del lat. CELĔBRէTAS -TIS (sólo documentado en el sentido de ‘celebridad’ o ‘frecuentación’, y no en el de ‘bocado exquisito’) estuviera bien orientada: entre otras razones no se explica entonces la -d-´ de las formas antiguas ni la conservación de un nominativo en un vocablo meramente rural y culinario.