CARNERO, ‘macho de la oveja castrado’, derivado de carne, para designar el animal de su especie que sólo se emplea para carne, a distinción de la oveja, útil por sus crías, y del morueco, necesario para la propagación de la especie.

1.ª doc.: 1049 (Diez, Wb. 437); 1124 (M. P., Oríg., 195, 416)1.

Settegast, ZRPh. XV, 246; M-L., ZRPh. XXIX, 406. Es errónea la etimología *CRENARIUS, derivado de CRENA ‘corte’, que propuso Diez. Posteriormente carnero se empleó también para designar el morueco (así en Nebr.). Tienen probablemente el mismo origen el rum. cîrlan ‘cordero de un año’, ‘potro de un año’, y el veglioto karnual, que al parecer representan CARNALIS (Giuglea, Dacorom. I, 244-7; Philippide, Principii, 1894, p. 150; para dificultades fonéticas, vid. Gamillscheg, ZRPh. XLIII, 241). No podemos precisar desde qué época sustituyó CARNARIUS al lat. VERVEX en España, aunque una huella de éste parece conservarse en el judesp. barvés. De todos modos el port. carneiro va en este punto con el castellano, mientras que los romances de Italia y Francia y el catalán tienen un descendiente del célt. MULTO; esta oposición sería ya antigua, desde el principio con los mismos límites de hoy, pues el ej. de 1124 pertenece ya a un texto aragonés, y si bien hay algún ej. aragonés de moltón en el S. XII, la Crónica de 1344 narra una anécdota que presupone ya para esta época2 la existencia de una oposición neta entre el arag. carnero y el cat. moltó.

DERIV.

Carnerada (ast. ‘topada’, V). Carneraje. Carnerario. Carnerear; carnereamiento. Carnerero. Carneril. Carneruno. Quizá de *carnerón, con una disimilación doble, calderón ‘delfín’, que Sarmiento anotó en Asturias en 1720-23 (CaG. 167r) y que se describe «delfín de gran tamaño, de cabeza voluminosa, de color blanquecino por debajo y negro encima», por lo gordo en carnes y cf. carnero marino ‘foca’.

1 Oelschl. cita ya cuatro ejs. del S. XI y uno de 922, pero no indica cuáles tienen este sentido y cuáles el de ‘fosa común’.―

2 La anécdota se refiere al rey Pedro el Grande (1284), pero no consta su autenticidad. Sí consta, en cambio, que la oposición era bien conocida de los autores de la Crónica.