CANTIMPLORA, ‘sifón (tubo o conducto)’, ‘vasija usada para enfriar el agua’, ‘frasco revestido para llevar bebida’, tomado del cat. ant. cantiplora (hoy cantimplora), y éste compuesto de canta i plora ‘canta y llora’, por el ruido que hace la cantimplora al gotear.
El vocablo ha designado vasijas y utensilios para agua, de índole muy diversa, vid.
FEW II, 223 y 224n. 23 y ss.
1.
Lo común a todas las formas antiguas era el ruido que producían al dejar pasar o caer el agua. Aun tratándose del tipo de cantimplora más conocido en el Siglo de Oro, empleado para enfriar el agua, es probable que antiguamente se obtuviera este efecto por el procedimiento conocido de dejarla rezumar o gotear. El cat. ant.
cantiplora aparece por primera vez en 1460 junto con otros epítetos aplicados a las mujeres gruñonas o lloriqueantes («portes de bany, / e de riu nores [‘norias’], / son
cantiplores, / grunyents poliges...», J. Roig, v. 7796), con clara alusión al ruido plañidero de la cantimplora (otro ej. de fines del S. XV, en Alcover), de ahí pudo pasar ocasionalmente a designar el sonido mismo o canto: «e fagan unas
cantimploras o cantilenas u otra cualquiera dulce armonía» en
Epílogo en Medicina, aragonés (publ. en Burgos, 1495). Del español pasó por una parte al port.
cantimplora [1712;
cantimprosa, 1614: Nobiling,
ASNSL CXXV, 155] y por la otra al it.
cantimplora [S. XVII: Zaccaria] como nombre de una vasija de doble pared para refrescar líquidos poniendo nieve en medio. Formaciones paralelas a la catalana son oc. ant.
chantaplora2 y fr.
chantepleure [1256]. No hay motivo suficiente para creer que la forma catalana sea galicismo, y por el contrario su
i copulativa indica formación autóctona. El grupo
pl en castellano indica, por otra parte, procedencia catalana. La
m moderna se debe, claro está, a propagación de la otra nasal. Para otras teorías acerca del origen del vocablo, y para su refutación, vid. A. Thomas,
Medieval Studies in memory of G.
S.
Loomis, 1927, 329-39; Hering,
ZRPh. LVII, 394ss. El carácter general de la
-r- es prueba suficiente contra la hipótesis de Sainéan,
Sources Indig. I, 113-4, quien derivaba del fr. dial,
chatepeleuse,
-eure, ‘oruga’. Para ejs. de
cantimplora en el Siglo de Oro, como epíteto de persona fría, vid. Lope,
T.
A.
E. VI, 1714; Tirso,
Burlador, ) II, 498; Quiñones de B.,
NBAE XVIII, 612.