CANO, del lat. CANUSblanco’.

1.ª doc.: Alex., Apol.

Para ejs. antiguos, Cuervo, Dicc. II, 53-4. La ac. ‘viejo’ se halla ya en Yúçuf, A, 17d. Gall.-port. ant. cão ‘(pelo) blanco, encanecido’ (Cancion. Vat. barva cãa, Ctgs. 69.82) y luego ‘(persona) canosa, vieja’ (Ctgs. 55.57, 69.82, MirSgo. 71.4). Ast. canu ‘cano’ y ‘enmohecido’ (V).

DERIV.

Cana [h. 1360: Sem Tob]. Canear ‘quemarse el cutis y encanecerse los cabellos por la acción del sol’ and., murc., ‘calentar al sol alguna cosa’ murc. Canecer [S. XVII: Correas, Huerta], del lat. CANSCĔRE íd.; caneciente; encanecer [Corbacho (C. C. Smith BHisp. LXI), Nebrija]. Canicie, tomado del lat. canities íd.; antes se dijo; canez [Nebr.] o caneza. Canilla [Nebr., n4], uva ~, o cana, ‘uva de gato, hierba crasulácea’. Canoso; ast. canoxu (V) íd. Canudo ant. Entrecano. Probablemente, desde un deriv. cãeiro ‘que tiene el pelo caneciente’ > ‘que tiene poco pelo’ se pasó a gall. cairo y cairento, dicho del ‘ave que tiene poca pluma’ (DAcG.) o ‘poca cola’: pito cairo ‘el pollo o gallina que tiene poca cola o ninguna’ (canciones populares en DAcG.) y figuradamente ‘un pollo joven y sin fuste’: «cómo che deisaches rular [‘arrullar, enamoricar’] por un pito cairo!» reprocha la madre a una moza (Castelao 279.21).