CAMAFEO, tomado del fr. ant. camaheu, de origen incierto, quizá germánico.

1.ª doc.: h. 1375, Crón. del Rey D. Pedro1.

REW, 1538; FEW II, 110b; datos de interés en Diez, Wb., 80-81. Con razón rechazó M-L. todas las etimologías propuestas hasta entonces. La de Brüch, ZFSL XLIX, 314 (que éste atribuye por confusión a Dozy, el cual no escribió nada acerca de esta palabra), ár. qamā⺆îl, plural de qumûl ‘yema (de árbol)’, con el mismo cambio semántico que en el lat. gemma ‘piedra preciosa’, tropieza también con muy graves dificultades. Como indica Fischer (en el FEW) este vocablo árabe sólo se halla en los diccionarios, y no en los vulgares (Dozy, Beaussier, etc.). Del cambio de en f o h no hay más que un solo ej. (iǤâra ‘velo’ > cast. ant. alfajara íd.), que ha de explicarse por una sustitución de sonidos peculiar a esta palabra rara. La evolución fonética de la terminación sólo podría comprenderse admitiendo que el vocablo pasó de la lengua de Oc a todos los demás romances: así se concebiría que oc. ant. camaïus, camaieus (< qamā⺆îl), hubiese dado por una parte el it. cammeo y por la otra el fr. ant. camaheu [S. XIII], que por algún accidente habría tomado h aspirada dando luego el cast. camafeo, cat. camafeu [1356], port. camafeio o camafeu [ya 2 veces en el 4.º Livro de Linhagens, S. XIV, K. S. Roberts, Anthol. of O. Port., n.° 19, p. 57, 113, 115]. Pero no es posible que un vocablo árabe llegara a la lengua de Oc sin el trámite del catalán o de otro romance2. Creo, por lo tanto, que se deberá abandonar esta idea3. Los datos cronológicos sugieren que la patria del vocablo sea el Norte de Francia, y la h aspirada del fr. ant. camaheu, confirmada por la f de sus descendientes iberorromances, induce a pensar en un origen germánico. Acaso deba rehabilitarse en parte4 la idea de Mahn, Etym. Untersuch. 73-75, derivando las dos primeras silabas del a. alem. ant. kĭmma, gimme (procedente de GEMMA). Para la búsqueda del segundo elemento deberán tenerse en cuenta las formas del bajo latín camahutus (Londres, 1295), camahotus (1315), pues el fr. -heu podría salir de -hôt. Podría tratarse del genitivo de la voz germánica correspondiente al fr. heut ‘empuñadura de la espada’, suponiendo que el camafeo fuese una piedra preciosa de esta empuñadura; pero si el fráncico hilts pudo dar fr. ant. -heuz, el genitivo a. alem. ant. helzas no convendría fonéticamente, y en fráncico GEMMA habría conservado la G inicial; tal vez en el préstamo alem. kimma helzas se sustituyó helzas por el indígena heuz.

1 En el FEW II, 110b, se cita un ej. de 1275, que no logro identificar. ¿Hay errata en la fecha? A los ejs. citados en el DHist. añádase camafeo en Nebr. y en invent. arag. de 1492 (BRAE III, 362), y camapheo en el testamento de Alvar Gómez de Castro, Toledo 1580 (BRAE XV, 563).―

2 Nótese además que en hispanoárabe nuestra palabra se decía camaféo (PAlc. s. v.) y no qamā⺆îl.―

3 Horn (Grundriss der Iran. Phil. II, 9) califica de muy dudosa la de Fränkel (Mitt. d. Schles. Ges. f. Volkskunde I, ii, 9-10): persa ȟumāhan ‘especie de piedra dura que, disuelta, da un líquido rojo, empleado para sellar o cerrar’, según otros ‘ágata’ (Steingass). Hay grave dificultad fonética y semántica.―

4 Está claro por razones fonéticas, que la segunda parte del vocablo no puede ser, como él quiere, el fr. haut ‘alto, noble’.