CALLAR, del lat. vg. *CALLARE ‘bajar’, especializado en el sentido de ‘bajar la voz’; la palabra latina procede del gr. χαλĘν ‘soltar’, ‘hacer bajar’.
También port.
calar, cat.
callar, oc.
calar (general en las hablas gasconas―
carà―y languedocianas, se extiende por el NO. hasta Limoges, por el NE. hasta el Aveyron y el Lozère, por el E. hasta el Delfinado y la Vaucluse
1, y una variante inexplicada
caià―tal vez catalanismo―hasta Marsella y el Var)
2. La representación de la
λ griega por la
LL latina se explica como un medio de evitar el timbre velar de la
L sencilla latina ante vocal, timbre ajeno al griego; reunieron ejemplos de este fenómeno en helenismos latinos L. Havet,
ALLG IX, 135-6, 308 (
corcodillus,
argilla,
pilleus,
malleus,
culleus), Ettmayer (
ZRPh. XXX, 655) y Ronjat (
Gramm.
Ist. II, 149); carecen de fundamento, por lo tanto, los escrúpulos de Baist contra esta etimología, que le llevan a suponer que
callar es derivado de
callo con el sentido originario de ‘endurecerse’ (
RF VI, 580;
KJRPh. V, i, 407-8). La construcción reflexiva
callarse puede ser primitiva o secundaria (como en
reírse,
caerse): se halla también a veces en portugués y lengua de Oc, no en catalán moderno ni antiguo (una sola excepción en Muntaner); en castellano aparece ya en Berceo (
S.
Mill., 264), en los
Libros del Acedrex (302.21), etc., pero no en el
Cid. El tránsito semántico ‘bajar’ > ‘callar’ pudo originarse como desarrollo de la idea de ‘bajar velas’ (según quiere Bloch), pero es más probable que se partiera de ‘bajar la voz’, vid. los paralelos italianos aducidos en el
FEW II, 61
a, 2.° párrafo, y téngase en cuenta que el diferente tratamiento fonético de la
λ en
callar y en el náutico
calar indica que se trata de helenismos entrados en épocas diferentes. Para construcciones y ejemplos antiguos, v. Cuervo,
Dicc. II, 45-48. Nótese que la frase redundante
callar la boca se halla ya en Cervantes,
La Ilustre Fregona,
Cl.
C., 288. Del catalán o del castellano están tomados el sardo
cagliare y el sic.
cagghiari.