CAL, del lat. vg. CALS (lat. CALX, -CIS) íd.

1.ª doc.: Alex.; Cortes de 1258.

El gramático Flavio Capro (S. II d. C.) enseña que debe distinguirse entre CALScal’ y CALXtalón’: «cals dicendum est, ubi materia est, per s» (Keil, Grammatici Latini VII, 98.10). La reducción de -LX a -LS es normal según las tendencias generales de la fonética del latín vulgar, pero gracias a la analogía de los demás casos flexivos (CALCIS, etc.), el lenguaje común había restablecido el nominativo CALX, sea en ambas palabras, o sea por lo menos en una de ellas. Este último estado de cosas, del que se hace eco Flavio Caper, es el que había predominado en el latín hispánico, de suerte que partiendo del nominativo CALS, se había creado una flexión analógica genit. *CALIS, acus. *CALEM, que es el que ha dado regularmente el cast. y port. cal1, y es el que postula el vco. kare, Michelena (BSVAP X, 10), de uso general en guipuzcoano y vizcaíno. De la existencia del vocablo en mozárabe no hay testimonios explícitos, a no ser en algún nombre de lugar, pues el ár. kils ‘cal viva’ (y aun ‘cal’ en general) (con sus derivaciones viejas y castizas kállas ‘encalar’, kallâs «chaufournier», etc.), que es ya árabe clásico y oriental, no sólo magrebí e hispano-árabe, no sale del mozárabe (como supone Simonet, 78), antes parece ser préstamo directo del latín antiguo de los constructores de calzadas en Arabia y Asia Menor. Los demás romances (cat. calç, oc. cals, fr. chaux, it. calce) proceden del clásico CALX, CALCEM. No creo que M-L. esté atinado al tomar el cast. y port. cal como catalanismos u occitanismos (con la -s tomada por la flexiva del nominativo occitano). La Acad. [ya 1884] cita un antiguo calza ‘cal’, cuya existencia no puedo confirmar.

DERIV.

Calar ‘calizo’ [1571], ‘lugar de cal’ (el cat. pedra calar, muy popular en el Penedés, será castellanismo, a pesar de la castiza pronunciación local k). Caleño. Calera [Berceo], Calería. Calero; ast. caleru ‘horno donde se quema la piedra de hacer cal’ (V). Ast. caliar v. ‘abonar las tierras con cal’, adj. ‘caliza’ (V); gall. centr. caieiro «aquella pira o disposición de los tizos o palos del hogar, armada en castillete, para que el fuego no se ahogue y prenda en ellos» (Sarm. CaG. 206r). Caliche [1719], quizá variante mozárabe de calizo; calichera. Calizo [h. 1500, Canc. de Castillo]. Encalar [S. XV, Biblia med. rom., Gén. 6.14; Nebr.]; encaladura; encalador; encalo.

Cultismos: calcáreo, tomado del lat. calcarius; calcio, cálcico.

Calcina [1454, Arévalo, Suma, p. 263b (Nougué, BHisp. LXVI); 1555], del catalán calcina [fin del S. XIII], derivado de calç; calcinar; calcinado; calcinador; calcinamiento, calcinatorio; calcinero.

Calzada [904: calzata]. Aebischer (RFE XXXV, 8-28) documenta calzada en Castilla desde el a. 800 (aunque sólo en doc. copiado en 1095) y con frecuencia desde 912. Después de su trabajo queda probado sin lugar a duda que el vocablo es genuino y antiguo en toda la Ibero y Galorromania. En cuanto a la raíz del vocablo y su explicación semántica, el problema sigue dudoso y debatible. Con los trabajos de Aebischer y Dauzat la tesis, hasta ahora predominante, de derivarlo del lat. CALXcal’, queda quebrantada, pero contra la opinión de estos eruditos, de ninguna manera puede decirse que esté descartada por falta de apoyo semántico. En un artículo algo anterior, que no parece haber conocido Aebischer al escribir el suyo, Jules Vannérus (Bull. Du C. XVIII, 1945, 1-24) reunió testimonios que indican en forma más o menos inequívoca el empleo de cal para construir caminos en Wurttemberg en el S. IX, en Tréveris en el XII y en la zona de Lieja en el XIV, y además se sabe que en las vías romanas se hallan a menudo capas de piedra caliza o de cal mezclada con arena. Que el cast. calzada sea genuino, a pesar de que en esta lengua la forma del vocablo cal no corresponde a CALCEM, sino el lat. vg. CAL(E), no tropieza con obstáculo insuperable, pues de todos modos conviene suponer que *CALCIATA ya se formó en latín vulgar. Por otra parte, Aebischer y Dauzat coinciden en partir del lat. CALXtalón’, pero discrepan en la explicación semántica y quedamos en duda entre la idea de Dauzat, que parte de calzar en el sentido de ‘calzar un árbol o planta, cubrirlo de tierra’, por ser las vías romanas terraplenes que se elevaban por encima del nivel del suelo; y la de Aebischer, que fijándose en un doc. catalán de 988 (pp. 18 y 22) propone partir de un verbo *CALCIARE que coexistiría con CALCARE (derivado de CALXtalón’), en el sentido de ‘apisonar los fragmentos de grava empleados para el afirmado’. La debilidad de esta explicación, que Aebischer propone con prudente reserva, está en el poco apoyo que en romance y en latín ha logrado encontrar para este *CALCIARE hipotético (pp. 23-24): sólo unas pocas acs. técnicas y tardías, que también podrían comprenderse de otra manera muy diferente.

Un dato descuidado hasta ahora, pero importante, que apoya la tesis de Vannérus contra las de Aebischer y Dauzat, es el cat. calçada: esta palabra tiene acepciones independientes de la galo-rrománica que enlazan claramente con CALXpiedra caliza’; el valenciano Martí Gadea, que refleja el habla de Alcoy, la define «barrera o presa de piedra seca con que se contienen las avenidas, de los barrancos y arroyos; especie de dique que se forma con capas de plantas y tierra en las márgenes y orillas de los campos para evitar su desmoronamiento; en Catadau (Valencia) he registrado calçaes para las paredes de piedra caliza en seco que se hacen para separar unos campos de otros. En este sentido el vocablo no será más que la catalanización del mozárabe valenciano *calƇata, pues karƇata se emplea hoy con este sentido en Sagunto, donde lo he oído personalmente; me dice J. Bru i Vidal que en Torís significa lo mismo y lo registra también el alcoyano Martí Gadea; también en Catadau existe un «cinto» o risco, La Carxata, que tiene todo el aspecto de ser una de esas calçaes; esta oposición entre el carxata toponímico y el calçada apelativo en una misma localidad confirma que calçada no es más que una catalanización del mozár. local *calƇata. Puede que karƇáu anotado en la Vilella Baixa (Priorato) para ‘madriguera de zorros o lobos’ venga de un mozárabe masculino *calƇado, pero cf. and. cachán ‘cada una de las naves de que consta una bodega’ (Alc. Venceslada). Por otra parte, en Manises calçada es una parte del horno de la cerámica local («laboratorio o lugar en que se colocan las cerámicas para su cocción» Almela Vives, Voc. Cer. Manises, 378); el diccionario de Alcover-Moll registra calçada en acepciones algo análogas en Artá y Manacor.

Llamo la atención hacia el nombre de planta port. cálcimo o cácimo y gall. cálzamo (o cálcemo, casemo, casamelo) que Sarm. describe como una hierba diferente, pero de hojas parecidas, a la thapsia y de cuyos granillos se hace una pasta (calzamada) para matar truchas y demás pescado; para un informante sería la coca de Levante, cast. morga, o al menos tiene la misma aplicación (CaG. 135v, 136r, 92r, 94r, 132r, 155r, A95r, A149v, A152r, A153v y p. 212); en Vall. cálsamo, casamelos y casamos [err. casanios] como nombre de varias especies de cenecio, o sea ‘hierba cana’ o ‘zuzón’2. Es verosímil que el topónimo portugués Cácemes, que ya en 976 se documenta como Kasomes (CortesƟo, Subs. para um dicc. completo da língua portuguesa) venga de este nombre de planta.

Tratándose de la hierba cana no es imposible que a causa de un aspecto blanquecino o pulverulento se le diera un nombre derivado del lat. calx. Sin embargo esta conjetura, o bien la que se podría hacer con calx ‘talón’ y calcare por el aplastar los granos, tan mal apoyadas en lo semántico, se hacen inverosímiles por la terminación.

El sufijo átono -emo ~ amo más bien invita a pensar en algún vocablo prerromano o en un helenismo botánico. No hay indicios bien claros de que la raíz KALK- de calx ‘talón’ haya existido en otras lenguas indoeuropeas. Pok., IEW 928, le da, de todos modos, parientes algo alejados o inciertos; de todos no es inverosímil que sean hermanos suyos un protoeslavo kulkā ‘cadera’ y eslavón tardío klŭka ‘muslo, corva’ (aunque no general en las lenguas eslavas, pero sí en las eslavas del Sur) y lit. kùl ‘cadera’; por lo demás, no hay nada en las demás familias, salvo vocablos de sentido y terminación bastante diferentes. No está pues descartada la existencia de un KALK-talón’ y de un derivado verbal ‘aplastar’, en hablas sorotápticas que formasen desde ahí un derivado *KÁLKEMO-planta que se suele machacar’. Pero Ernout-Meillet permanecen escépticos y sospechan algún préstamo etrusco. En cuanto al homónimo CALXcal’ y a su verosímil derivado CALCULUSguijarro’ que muchos (y Ernout-M. no lo descarta) relacionan con el gr. κάχλƓξ ‘guijarro’, tampoco es nada seguro que haya parentesco real entre estas tres palabras: pues no sólo la relación formal entre ellas presenta un problema complicado, sino que tampoco el griego κάχλƓξ tiene parentela indoeuropea segura (si acaso sólo en algunas lenguas germánicas y con sentido harto distinto), de modo que en este caso es Pokorny el que excluye calx y calculus de su diccionario indoeuropeo, y Ernout-M. no descarta tampoco un origen preindoeuropeo de calx y calculus, que además (aunque pudiéramos pensar en el acto de aplastar el cálcemo con guijarros o piedra calcárea) tampoco dan una base semántica muy verosímil. En definitiva, pues, sin descartar la posibilidad de una derivación indoeuropea en -EMO- para el cálcemo, la idea queda por ahora sumamente problemática por este lado y más bien se tiene la impresión de una base quizá prerromana, pero de otra familia.

CPT.

Calicanto. Calcímetro. Calífero (formación híbrida e incorrecta en lugar de calcífero). Calseco. Calcificar; calcificación.

1 De aquí un derivado calear ‘blanquear con cal’ (DHist.), que de acuerdo con la fonética gallegoportuguesa se cambió en *caear > caiar; encayado ‘encalado’ MirSgo. 75.12. Secundariamente se extrajo de ahí cai ‘cal’ en Galicia. Éste no es representante normal de *CALEM, contra lo que supone G. de Diego, RFE VI, 286. Nobiling, ASNSL CXXV, 154, admite un *CALIS como latinización del griego χάλιξ lo cual no es verosímil. Por otra parte también se ha producido en algunos la nivelación de sentido contrario, y ellos emplean gall. encalear («a luz da linterna na parede encaleada» Castelao 55.25).―

2 Con esa identificación, y sin documentar, da el DAcG. como básica una forma cascamelo con variantes casamelo, cálsamo y cásimo. Claro que cascamelo es una alteración por etimología popular, debida a la acción de cascar el grano del cálcemo para matar truchas.