CA, conj. ant., ‘porque’, viene al parecer del lat. QUIA íd.
Cuervo,
Dicc. II, 1-2; Jeanjaquet,
Recherches sur l’Origine de la Conjonction «
que». Ya en la primera mitad del S. XVI había empezado a quedar anticuada, según nota J. de Valdés,
Diálogo de la Lengua, 104.15, y en el resto de este siglo ya sólo lo emplean autores arcaizantes; hoy, según Picón Febres, sobrevive en la Cordillera Venezolana, pero no es bien seguro que se trate realmente del
ca medieval y no de una variante fonética de
que en su empleo causal.
Ca se ha empleado en otros romances, particularmente en portugués, en logudorés antiguo (M-L.,
Wien.
Sitzungsber. CXLV, v, 71-72), y en dialectos del centro y del Sur de Italia (ya en la
Canzone del Castra, muestra del dialecto de las Marcas citada por Dante en
De Vulgari Eloquio:
ARom. V, 67); pero en todos ellos
ca se empleó además como enunciativa (=
que encabezador). En realidad no es normal la reducción fonética de
QUIA a
ca: en circunstancias semejantes suele desaparecer la
U ya en latín vulgar, de suerte que
QUI se reduce a
z romance
(LAQUEUS > lazo)
1.
De este modo, siendo así que en portugués antiguo
ca, además de funcionar como causal y enunciativa, puede ser conjunción comparativa (
mais grande ca ele, vid. el
Canc. de D. Denís, ed. Lang), cabría pensar que materialmente el
ca causal continuase el lat.
QUAM: al confundirse el
ca comparativo con el
que enunciativo, se emplearía
ca con esta última función y luego heredaría las demás funciones de
que, entre ellas la causal. Pero contra esta opinión está el hecho de que esta confusión es sólo portuguesa y en castellano se distinguió siempre el
ca causal del
que enunciativo o comparativo
2.
En definitiva, por lo tanto, es probable que el
ca causal resulte de una reducción especial debida al uso proclítico de la conjunción
QUIA.