BULTO, tomado del lat. vŭltus ‘rostro’: este latinismo se aplicó primeramente a las imágenes que representaban la cabeza de los santos, luego a las estatuas que figuraban de relieve el cuerpo de una persona, especialmente en las sepulturas, por oposición a las que sólo reproducían su contorno en una losa plana; de aquí pasó a designar la masa del cuerpo de una persona y finalmente de cualquier objeto voluminoso.
1.ª doc.: Alex. (vulto, D. Alonso, La Leng. Poét. de Góngora); 1.ª mitad del S. XV: Santillana, J. de Mena, A. de Cartagena, Canc. de Baena1.
DERIV.
Abultar [1513; Cuervo, Dicc. I, 75]. Rebultado. Vultuoso. Sajambre abultarse, ast. abultarse (G. Oliveros), salm. autarse ‘parecerse en el rostro (a fulano)’ (Fdz. Gonzz., Oseja, 181), derivan del antiguo bulto ‘rostro’.
1 Más ejs. del S. XV en J. A. Pascual, Trad. de la D. Com. atr. a E. de Aragón, p. 182-183.― ↩
2 «Aunque están abrasadas... de amor, por su honestidad muestran un frío exterior, un sosegado bulto, un apacible desvío» Celestina, acto 6.°.― ↩
3 «El entierro / se haga; en bronce y piedras varias / un sepulcro con un bulto / le ofrezcan... /Y entierro, bulto y sepulcro / quireo que a mi costa se haga», Tirso, El Burlador, II, 621. También lo emplea el catalán de la época: «imaginayre, qui fa bultos: statuarius» On. Pou, Th. Pu. 163. En gall. bulto ‘imagen de un aparecido’ lo emplea Castelao: «uns cantos bultos da Santa Compaña» (300.13). ↩