BRÚJULA, del it. bussola y éste del lat. vg. BŬXէDAcajita’, procedente del gr. πυξίς, -ίƌος, íd.

1.ª doc.: 2.º cuarto del S. XV, Díez de Games, ed. Mata, p. 36; Nebr.1.

En Italia desde el S. XIII; el cat. brúixola, búixola, que quizá sirvió de intermediario, se halla por lo menos desde med. S. XV. En España el vocablo sufrió la influencia del cat. boixeta, cast. buxeta ‘cajita’, descendiente autóctono de la misma palabra que brújula. La r de éste es debida a repercusión de la otra líquida. Pronto aparece brújula en los sentidos figurados de ‘dirección, rumbo’ y ‘mira’2, ‘asomo, aparición atisbada’ (en el Buscón de Quevedo, ed. Castro, 269.17).

DERIV.

Brujulear ‘tratar de adivinar las cartas en el juego de naipes’ [1601, Rosal, en Gili; 1604], ‘adivinar, atisbar’ [Lope].

1 Capmany, citado por Terlingen, dice haber hallado brúxula mencionado en naves de Castilla ya en 1403, y en naves catalanas en 1419.―

2 Ejs. de los SS. XVI-XVII en el DHist., pero ya significará ‘mira’ en el diccionario de Nebr.: «bruxula para tirar: libramentum».