BRASA, voz común a todas las lenguas romances de Occidente, de origen incierto (latino o prerromano).

1.ª doc.: Berceo.

También port., cat., oc. brasa, fr. ant. brese (hoy escrito braise), it. brace f., it. dial. bracia, bragia [éste, ya en Dante]. En castellano sufre desde antiguo la concurrencia de ascua, ajeno a los demás romances. La etimología de esta voz romance es un problema oscuro: en realidad, ignoramos totalmente este origen. Desde que Diez (Wb. 63) aceptó esta idea de Löscher (1726) y Diefenbach, se viene repitiendo que es de origen germánico: así lo hacen Mackel (Frz. St. VI, 37), M-L. (REW 1276), Wartburg (FEW I, 507), Skeat, Falk-Torp, Hellqvist, Bloch, Gamillscheg (R. G. I, pp. 31-32; II, 288), etc.

El caso es que, en general, no se precisa de qué rama de la familia germánica procedería el vocablo: la afirmación de Bloch de que vendría del germánico occidental queda completamente en el aire, no estando el vocablo representado en este grupo germánico (el flam. brase y el alem. ant. bras, que han citado algunos, no se comprueban en los diccionarios); Gamillscheg toma en consideración la posibilidad de un origen fráncico, pero en vista de los derivados a que me refiero luego, se decide por un préstamo hecho ya por el latín vulgar, sin precisar si se haría al germánico predialectal o al germánico occidental común. En realidad, no hay pruebas sólidas de que el vocablo sea antiguo en ninguna lengua germánica, y su extensión en esta familia es muy limitada: isl. mod. brasa «to harden in the fire» (Vigfusson, comp. isl. mod. eiga i brösum «to be always quarreling»), nor. dial. bras ‘brasas chispeantes’, brasa ‘quemar’, ‘asar’, sueco brasa ‘montón de brasas, fuego’ [1651], bras(s)a ‘abrasar’ [1685]. Nada hay emparentado en gótico ni en ninguna de las lenguas germánicas, occidentales, y ni siquiera parece ser voz general en las lenguas escandinavas, pues el dano-noruego br?se ‘freír’, estudiado por Falk-Torp, será más bien noruego, puesto que falta a la mayor parte de los diccionarios daneses. Estos etimologistas (Norw.-Dän. Et. Wb.) suponen que el vocablo pertenezca a la familia indoeuropea *BHRES-romper, reventar’, de donde luego ‘crujir, crepitar’, y finalmente de ahí se habría pasado a ‘chisporrotear’ y ‘abrasarse’; sin embargo, los dicc. indoeuropeos de Pokorny (p. 169) y Walde-P. (I, 206) no han aceptado esta idea, ni los propios Falk-Torp en su dicc. germánico (280, 282). En realidad, lo único bien documentado es *BHREST- (a. alem. ant. brestan ‘reventar’, brust ‘ruptura’, brastôn ‘crepitar’, etc.), junto al cual es posible que exista *BHRESK-, a juzgar por algún testimonio suelto y no bien seguro (a. alem. med. braschen ‘crujir’, ‘gritar, jactarse’, irl. med. brosc ‘ruido’); como representante del simple *BHRES- no quedaría más que el nor. bras ‘crepitación’, demasiado aislado y reciente para fundar en él nada indoeuropeo. Más razonable parece Hellqvist al admitir que brasa y este bras, junto con el sueco dial. brassa ‘crepitar’, ‘alabarse’ y sueco ant. braska ‘hacer ruido’, son de origen onomatopéyico, y con esto habrá que juntar, en vista de las vacilaciones consonánticas, la familia citada por Falk-Torp: b. alem. med. y neerl. brassen ‘hacer ruido’, ‘vivir regaladamente’, alem. prassen y sueco dial. brassa ‘vivir regaladamente’, ags. prass ‘pompa’.

Siendo así está claro que si el escand. mod. brasa ‘brasa’, ‘abrasar’, procede de esta raíz onomatopéyica, no tenemos fundamentos para creer que este significado sea antiguo en germánico, y que de aquí pudiera tomarse un vocablo romance que ya hubo de pertenecer por lo menos al latín vulgar tardío. Claro que tampoco es seguro que la voz escandinava para ‘brasa’ proceda del verbo que significa ‘crepitar’. Falk-Torp, después de admitirlo así, se apresuran a reconocer que los escand. ant. brass ‘cocinero’ y brasar ‘uno que fríe o hace soldaduras’ han de ser préstamos del romance. En efecto, la primera de estas palabras, según Vigfusson, es un hapax de fecha indeterminada, y la segunda aparece sólo en un texto de princ. S. XIII (el escand. ant. bras ‘soldadura’, que han citado otros, es voz inventada, según el NED). Pero si ya algún representante de la familia romance se había infiltrado en el escandinavo medieval, ¿por qué no admitir que las citadas voces escandinavas modernas son del mismo origen?1

Ahora bien, si el romance occidental *BRASA no viene del germánico, ¿de dónde podría salir? Lo ignoramos del todo, pero es más razonable buscarle una etimología prerromana2 que germánica, puesto que sabemos que de *BRASA formó ya el latín vulgar un derivado *BRASէCA, o un verbo *BRASICARE: sobreselv. brastga ‘chispa’, b. engad. brascher ‘ascuas de carbón’ (¿y braschla ‘antorcha’?), milan. brascà ‘carbonizar’, piam. brasca ‘brasa’, genov. brasca ‘pinchazo de dolor’, genov. ant abrascao ‘hambriento, ávido’, cat. brasquer en el dicc. Fabra (sobre si el tipo *BRASICA existió también en Francia discrepan el FEW y Gamillscheg, quien lo afirma, al parecer sin razón). Además el engad. brasser y sobreselv. barsar ‘freír, asar’ parecen representar un tipo *BRASSARE, que constituiría otra variante de nuestro vocablo3. Sobre a qué familia lingüística pertenecería BRAS(IC)A no tenemos el menor indicio, pues no parece haber nada semejante en céltico4.

Termino exponiendo una nueva idea que me sugiere el sentido especial de brasa frente a ascua. Modernamente, éste es en muchas partes (p. ej. Almería) el vocablo de uso más popular en castellano, hasta el punto de que brasa, en el lenguaje actual, sobre todo en el uso hablado, tiene tendencia a no emplearse más que en frases hechas y empleos figurados: estar como en brasas, hecho unas brasas, tenerle a uno en brasas. Pero en el español antiguo y clásico, el uso de los dos vocablos parece ser igualmente popular, con las diferencias siguientes: de un metal incandescente se podía decir ascua, pero nunca brasa, que había de ser necesariamente leña o carbón penetrados por el fuego; en cambio, se decía única o preferentemente brasa, cuando se trataba de ascuas sacadas del hogar o del fuego, con el badil o de otro modo, sea para disminuir o retrasar la rapidez de la combustión, sea para encender otro fuego, sea para llevar calor a otra parte, y en particular por medio del brasero (como prueba el propio nombre de este objeto, nunca llamado *ascuero). Los ejs. de brasa para la materia incandescente sacada de un hogar, son tan frecuentes como antiguos: en el ej. más antiguo, el vicario mete en el incensario «las brasas, vivas, bien menuzadas» (Berceo, Sacrif. 112a, 119a), Alejandro, como ardid de guerra, construye unas vasijas de estaño y «mandólas calentar e enchirlas de brasas» (Alex. O 1905b), «allí veríades... sacar las brasas e meter en asadores para asar» (Gr. Conq. de Ultr. 253b15), «brasa trae en el seno la que cría hijo ajeno» (refrán antiguo, ya en el Mtro. Correas), «esta mercadoria que temos aquí, he brasa no seio» ‘cousa de que resulta mal para quem o fez’ en Gil Vicente, la brasa que uno allega a su sardina también puede ser un carbón que se ha hecho caer del tizón encendido. Ahora bien, ésta es una función tan esencial del badil o pala del fuego, que este utensilio se llama rispo en gran parte del Languedoc, Lemosín (ALF 1724), Gascuña y Valle de Arán, derivado del verbo que en francés es riper ‘sacar algo rascando’ germ. RISPEN (de la familia de raspar, REW 7334a), y en catalán se llama rascle (de rasclar ‘rascar’) la pala para arrinconar las brasas del horno (Griera, Tresor).

Y sería muy natural que en latín esta acción de separar las brasas del tizón o del montón incandescente se hubiese llamado ABRADERE, que con el mismo sentido se aplicaba a ramitas y excrecencias de la madera, el polvo, etc. («abrasa parte ligni» Solino, «virgae abraduntur», «ulmus acuta falce abraditur» Columela, «oleis muscus abraditur» Paladio, «abrasum a beato tumulo pulverem» Gregorio de Tours, etc., ThLL I, 128b 32ss.). Luego la brasa no era más que una PRUNA o FAVILLA ABRSA, y era natural que la A- se perdiera tras estos sustantivos o tras el artículo. El caso es que «brasas: carbones» ya se encuentra en un glosario latino (CGL III, 598.7). Y del participio abrasum podían derivarse igualmente los verbos vulgares *ABRASICARE (que explicaría el alto italiano brascà ‘carbonizar’, brasca ‘brasa’) y *ABRASIARE, de donde saldría el it. bracia, bragia. Deberemos mirar esta sugestión como meramente posible mientras no se hallen más confirmaciones en la fraseología latina o del bajo latín5. Comp. Fassa bronza «brace non ardente» (Heilmann, comp. Paideia XI, 314n.).

DERIV.

Brasero. Abrasar [Nebr.; Cuervo, Dicc. I, 53-55]. Sobrasar y V. los dos siguientes.

1 Creo que en esta cuestión hemos de dejar a un lado las palabras que significan ‘soldar’, y en particular el ingl. to braze, documentado es este sentido desde 1677 y quizá ya en 1581 (en un texto donde se ha interpretado como ‘someter a la acción del fuego’). Como observa oportunamente el NED, no está claro cómo la ac. ‘soldar’ pueda venir de la idea de ‘brasa’, y en cambio se explica fácilmente como derivada del ingl. brass ‘bronce’, ‘latón’, y de su derivado to braze ‘endurecer con bronce’, puesto que consta que las soldaduras se hacían con una aleación de bronce y cinc: estos dos vocablos son ya antiquísimos en anglosajón, aunque su origen es desconocido. Préstamo del inglés (y no derivado de braise) ha de ser el fr. mod. braser ‘soldar’, puesto que en esta ac. sólo se documenta desde el S. XVII o fines del XVI.―

2 Hay un ave. tardío brāzaiti ‘brillar, lanzar rayos’, lo cual no queda lejos del fr. être embrasé, tanto más cuanto que algunos han enlazado etimológicamente este vocablo con el gr. ưλέƔω ‘arder, lanzar llamas’, lat. flagrare, flamma. ¿Sería pues voz prerromana emparentada con brāzaiti? No es fácil, puesto que la -z- persa procede de -G- y el equivalente sánscrito es bhrȄjate ‘brillar’ (ya en los Vedas bhrȄjamānaɅ ‘brillante’, RV VII, 63.4, víbhrājate «shine forth», RV I, 85.4), luego esta palabra, de haber existido en céltico, tendría una forma BRAG- y en sorotáptico FRAG- (por lo demás Pok., IEW, 139.7ss. y 124.38, niega el parentesco con ưλέƔω, no le halla parentela céltica y la que le da en baltoeslavo tiene la forma brēsk-). Luego, si acaso, habría que pensar en un término de la jerga militar romana tomado del persa medio en las guerras con los partos (cf. los casos conocidos de tirar, carcaj, fr. frapper, seguramente iranismos del latín vulgar), acaso por los incendios militares de los campos; pero en este caso la idea no convence, pues el matiz del vocablo apunta más a la noción de resplandor que a la de combustión (cf. el adjetivo brāz- ‘centelleante, que lanza destellos’ y como sustantivo ‘vislumbre’, persa mod. barāz ‘adorno’, barāzīdan ‘brillar’, Bartholomae, Air. Wb. 972) y además no parece que tenga mucha extensión en las lenguas iranias.―

3 No creo que el tipo *BRȢSIAREquemar’ postulado de concierto por el it. bruciare, oc. bruisar, retorrom. brüschar, barschar, y cat. abrusar, brusir, contenga alguna variante prerromana de brasa con alguna especié de apofonía. (Tampoco creo ya en mi etimología del BDC XIX, 19-21, en vista de la inverosímil antigüedad que deberíamos atribuir a la metátesis *BURSIARE > *BRUSIARE y a la derivación en -IARE de una forma participial rara y secundaria). Me parece convincente la idea de Jud (Dicz. Rum.-Grisch., s. v. barschar): cruce progresivo de *BUSTULARE con abrasar (it. abbraciare), que en brustoulà y brûler no dió más que la r, y en *BRUSIARE proporcionó todo el cuerpo del vocablo, salvo la U.―

4 El gaél. brath no significa «conflagration», según dijeron algunos celtómanos, sino algo completamente inconexo, como observa MacBain. El bret. broud ‘ardiente’, irl. ant. bruth ‘ardor’, irl. bruith ‘hervir’, suponen BRUT-, lo cual nos lleva muy lejos.―

5 El verbo griego βράζειν o βρασσειν, del que algunos han querido derivar brasa, sólo significa ‘hervir’ aplicado al mar y a las aguas, luego no es base adecuada semánticamente.