BARROCO, tomado del fr. baroque ‘extravagante’, ‘barroco (estilo arquitectónico)’, resultante de la fusión de Barocco, nombre de una figura de silogismo de los escolásticos, y tomado por los renacentistas como prototipo del raciocinio formalista y absurdo, con baroque adjetivo aplicado a la perla de forma irregular; este último sale del port. barrôco ‘barrueco, perla irregular’ (V. BERRUECO).

1.ª doc.: 1839 (vid. Nougué, BHisp. LXVI), pero falta aún Acad. 1899.

Vid. A. Castro, RFE XXI, 76; Pfandl, Hist. de la Lit. Nal. Esp., p. 238; Bloch, s. v.; Castro cita un pasaje de Montaigne donde se mencionan barroco y baralipton como símbolos del razonar escolástico que deja turbio (enfumé) el juicio, y otro de Pascal donde se mencionan barbara y baralipton como causas de una hinchazón vana y ridícula del intelecto. Agregúense los testimonios aducidos por el diccionario de la Crusca, de Aníbal Caro y Magalotti, donde barocco se presenta humorísticamente como símbolo del mal raciocinio. Con el nuevo significado de ‘extravagante’ surge baroque en Francia a fines del S. XVII. De todos modos es seguro que este uso se fundió con el ya existente de perle baroque [1599], procedente de otro origen. El Prof. Marcel Bataillon me habla de un trabajo suyo en prensa, donde hace hincapié en esta otra etimología. Me parece segura la amalgama de las dos palabras en francés. La aplicación de baroque ‘extravagante’ al estilo arquitectónico se produjo más tardíamente, en Francia, de aquí pasó al español y, como indica Tommaseo, al italiano, donde no existe la ac. general. Para la formación de barocco ‘clase de silogismo’, véase Vidossi, AGI XXXV, 71-72.