BARDANA, ‘lampazo’, voz culta en español, que ya se encuentra en el latín tardío, de origen incierto.
Fr.
bardane, it.
bardana. Poco popular en España: Laguna cita entre los vocablos bárbaros, y
Aut. explica que es voz de boticarios. Al parecer se tomaría del francés, donde ya aparece en el S. XV, pero sólo es popular en la región provenzal y en el Norte de Italia (genov.
bárdena; Bregaglia
bàrdal,
bèrdal,
bàrbal:
VRom. IV, 57). En el latín tardío ya figura
bardana en el Herbario del seudo-Apuleyo, S. VI (M-L.,
Litbl. LII, 56), y
alabardan en glosas de los SS. X-XI (Kluge,
ARom. VI, 300). Gamillscheg y Spitzer,
Die Bezeichn.
d.
Klette, y
ZRPh. XLIII, 571-2, creen que viene del b. lat.
dardana, contaminado por
barbula ‘gancho’, pero
dardana designa al parecer otra planta que la bardana; según
FEW I, 266n. 16, vendría del francoprov.
bardana ‘chinche’ (que como la se adhiere al vestido);
bardana ‘chinche’ saldría de
BARDO, por comparación con las manchas de barro, pero también hay dificultades, especialmente por la gran antigüedad de
bardana ‘lampazo’. Los romanistas no han tenido en cuenta hasta aquí la presencia, no bien asegurada, de otros nombres del mismo radical en mozárabe:
bardûneš en el almeriense Abentarif (S. XII), que según Simonet le da como equivalente
ıρχτιον (‘bardana’), y
barȝûneš,
burȝûn1 y
barȝâǤ en el glosario anónimo de 1100. Esta última planta no está bien identificada, ya que el autor la define como una especie de espino o cardo, pero quizá se refiere a las espinas de las cabezuelas de la bardana, y el sinónimo
cinco-cabezas que cita hace pensar efectivamente en éstas. Habría que identificar bien, desde el punto de vista botánico, estos testimonios tan antiguos antes de poder darles el valor básico que les correspondería
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