BALAJ, del ár. baláȟš íd., del nombre de la provincia persa de Badaȟšân o Balaȟšân, de donde proceden estas piedras preciosas.

1.ª doc.: h. 1330, Juan Manuel.

Dozy, Suppl. I, 109a. Gz. de Clavijo llama Balaxia la ciudad de donde proceden, cerca de Samarcanda. Casi siempre en la forma balax. Más raras son las formas balaxo (Terlingen, 335) y piedra balaxa, ésta en Cervantes; diminutivo balaxet en inventario aragonés de 1402 (BRAE II, 221). No hay razón para creer que llegara por conducto del it. balascio, que aparece contemporáneamente, en Dante (balasso). La forma balaje, a la que el DHist. atribuye infundadamente todos los casos de plural balaxes, es de fecha reciente: aún no está en la ed. de 1884 de la Acad. Balaxinque, en Lucena, De Vida Beata, parece ser sustantivo y no adjetivo (DHist.), acaso del ár. Balaȟšân, con la pronunciación tardía de â como i y traslado del ȟ al fin del vocablo.