AZARCÓN, ‘minio’, ‘color anaranjado subido’, del ár. zarqûn íd.

1.ª doc.: 1.ª mitad S. XIV, Libro de la Montería.

Dozy, Gloss., 225-6; Suppl. I, 589a; Devic, 43-44; Eguílaz, 320. En árabe el vocablo se halla con muchas variantes fonéticas y es indudablemente de origen extranjero oriental; es voz común con otras lenguas semíticas y con el persa, y aparece ya en Plinio en la forma syricum. En castellano antiguo tenía z sonora (Nebr.; G. de Segovia, p. 86). Covarr. y Aut. dieron una definición falsa de esta palabra, fundándose en una etimología errónea. Del mismo origen salen el fr. antic. jargon ‘especie de piedra preciosa’ (> cast. jergón [Acad. 1899]), it. giargone íd., y una forma del bajo latín de donde ha salido el cultismo moderno circón [Acad. ya 1884], con sus derivados circona y circonio. Cat. ant. atzercó [-quó, -chó, un ej. de 1436 y uno de 1455 en Alc., s. v. atzarcó], según Careta i Vidal Dicc. de Barbrismes, 1901, s. v. mini «atzèrcol o exèrcol; atzèrcol deyan anys arrera emblanquinadors, adroguers y tothom»; de lo cual no tengo otra noticia, y aunque no me atrevo a ponerlo en duda y la declaración está concebida en términos que no parecen indignos de confianza (Careta vivió en Barcelona y en Valls) es extraña la acentuación (por más que el árabe vulgar retrotrae el acento en voces de esta forma).