AUTILLO, ‘ave parecida a la lechuza’, origen incierto, probablemente de a-ut, imitación del grito del ave.

1.ª doc.: Nebr. («autillo, ave noturna: ulula»)1.

Diez, Wb., 428, quería derivar del gr. Ƭτος ‘buho’, lo cual no es posible por razones fonéticas2. GdDD 829 cambia OTUS en AVIS OTUS, con lo cual nada se arregla, a no admitir un lat. vg. *AVOTELLUS, pero además de que esta contracción sería en extremo inverosímil, persistirían los obstáculos fonéticos, pues como resultado esperaríamos, una de dos, cast. ant. *abdiello > mod. *audillo, o bien *otillo (en caso de imaginar una síncopa temprana al modo de oca AVէCA). ES viva en la Argentina una palabra que parece relacionada con autillo: el adjetivo autero ‘agorero, que presagia desgracias’3 (para autero V. ahora M. E. Vidal de Battini, BDHA VII, 159). ¿Deberemos suponer que autillo y autero vienen ambos de un sustantivo auto ‘desgracia’? Pero como esta ac. no me es conocida, no vacilo en dar la razón a Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 147), que considera autillo derivado de aút imitación del grito del ave, comp. cat. ahucar ‘aullar’, giria portuguesa ugar ‘gritar, alarmar’; ya Aut. decía que «por el sonido de la voz que forma au se dixo autillo», y Vall. advierte que el grito del autillo macho es huhu-hu. La imitación popular sería u-ut, cuya u prolongada se diferenciaría dando a-ut, de donde autillo, diminutivo explicable por ser menor que el buho; de un primitivo *aúto pudo salir el arg. autero4.

1 Ejs. de los SS. XVI-XVII en el DHist. También figura en la Biblia judeoespañola de Ferrara (1553): RFE XIX, 69.―

2 En primer lugar no se explica el cambio de o- en au-; la idea de Diez de partir de un femenino *otilla, que hubiera aglutinado la a del artículo, debe rechazarse porque no se conoce la existencia de un *autilla. Además la conservación de la -t- indicaría un cultismo, lo cual no estaría de acuerdo con el carácter popular de la palabra y del sufijo diminutivo -illo. Sainéan, BhZRPh I, 97, cita un rum. úture comparándolo con la voz castellana y la griega, pero como indica él mismo, el vocablo rumano, junto con el serviocroato utina y búlg. utva vienen del alban. (h)ut ‘buho’. Quizá haya relación entre estas palabras y la castellana, pero de ninguna manera por un improbable origen griego, sino por una común naturaleza onomatopéyica.―

3 «Las lechuzas, en todo el Noroeste argentina, son tenidas como aves de mal agüero; son auteras, esto es, presagian desgracias», O. di Lullo, Canc. de Santiago del Estero, p. 426. Traduce igualmente Carrizo en su Canc. de Tucumán (V. índice). Garzón, en cambio, entiende ‘que hace alharaca de cualquier accidente, afectando susto y alarma’, y cita un ej. en que se aplica a las becasinas; una copla popular en el citado libro de Lullo (p. 193) y otra de Córdoba en el Romancero de Ismael Moya (II, 319) aplican autero al tero-tero, esta especie de perro alado criollo que despierta a la vecindad con sus gritos estridentes de alarma cuando surge una novedad cualquiera. También ahí puede entenderse de los dos modos. Si el verdadero sentido fuese ‘alharaquiento’ podría pensarse en un hacer auto ‘hacer caso, dar importancia’, paralelo al hacer asunto que se dice en otras partes, y esto nos alejaría de autillo. Pero el caso es que en el segundo pasaje Lullo traduce ‘agorero’.―

4 No es posible la idea de Solalinde, Mod. Philol. XXVIII, 85, de que autillo venga de altilia definido «volatilia» en glosas latinas. El sentido real de altilia es ‘aves de corral cebadas’ plural neutro de altĭlis ‘lo que se alimenta o ceba’.