ATALAYA, m., ant., ‘centinela diurno’, f. ‘lugar donde estaba el atalaya: eminencia o torre desde donde se descubre al país’, de la raíz árabe ƫ-l- ‘estar en lo alto’, ‘acechar, atalayar’; concretamente parece ser el ár. ƫalâyi, plural de ƫalîa ‘centinela’, ‘avanzada de un ejército’.

1.ª doc.: 1017.

Dozy, Gloss., 209-210; Neuvonen, 68-69. También port. atalaia [1137], cat. talaia. Steiger, Contr., 287n. 4, propone ƫâli ‘acechador (en un ejército)’ o ‘el que atalaya desde una altura’ («speculator» en R. Martí), o bien su plural ƫâlia: éste habría pasado a *taliáa, lo cual no presenta dificultad, pero la metátesis de éste en taláia es forzada e inverosímil. Es preferible la explicación de Dozy, dada arriba, pues el producía un efecto acústico parecido al de la a, de suerte que taláyi sonaba como talâyia. Que al principio el atalaya era cualquier centinela de día en un ejército (escucha el de noche), está bien asegurado por los pasajes del Cid, Alex., Partidas y Hurtado de Mendoza que citan M. P., Cid, 475ss., Dozy y Neuvonen. El ár. ƫalîa es palabra que se emplea casi siempre en plural (ƫalâyi), lo cual explica la generalización de esta forma en romance. Como otras palabras de la misma raíz arábiga ƫâli, ƫâla, taƫálla, etc., significan ‘acechador’, ‘observar’, ‘observar desde lo alto’, es posible, aunque no indispensable, que al trasmitirse posteriormente al habla de los cristianos trasfundieran estos vocablos su contenido semántico a la voz atalaya ya existente.

DERIV.

Atalayero [1236]. Atalayar [Partidas], comp. cat. talaiar ‘guardar (ganado)’, talaiar-se ‘darse cuenta’ [S. XV: Curial, Spill]. Talayote ‘monumento megalítico balear’ < cat. talaiot, propiamente ‘atalaya pequeña’.