AROMA, ‘goma u otro objeto vegetal de mucha fragancia’, ‘perfume’, ‘flor del aromo’, tomado del lat. arōma y éste del gr. ıρωμα, -ατος íd.
1.ª doc.: 1606, Fontecha (D. Alonso, Leng. Poét. Góngora), 1613, Novelas Ejemplares, 1.ª ac.; S. XIX, 2.ª ac.; Aut., 3.ª ac. Seguramente se refiere ya a la 2.ª ac. Tirso de Molina al declarar que es voz culterana (Rivad. V, 375).
DERIV.
Aromar. Aromático [h. 1440, A. Torre (C. C. Smith, LXI); APal. 96d, 157d], tomado del lat. aromatĭcus, gr. ęρωματικóς. Aromatizar. Aromo ‘árbol que produce la flor llamada aroma, de olor muy fragante’ [Aut.]. Aromoso. De una refección analógica de aroma, percibido como deriv. del gall.-port. ar ‘aire’, con algo como variante del frecuente sufijo abstracto colectivo -ume salió el gall. arume ‘aroma, perfume’ bien vivo en la actualidad: «os arumes mariñeiros de Bueu», «en ningunha parte do mundo gardan as encrucilladas un arume de misterio tan punxente como na nosa terra», Castelao 150.24, 119.7; DAcG., etc.; y secundariamente «cosa pequeña» (esto es un arume, humha aruma; arumiña de lume ‘una chispita sola’ Sarm. CaG. 212v, cf. p. 243), arume ‘charamela, hoja seca de los pinos que cae al suelo’ (Vall., Supl.), arumia, aplicado a un mosquito, seg. F. J. Rdz.; el DAcG. da también aruma, -mio, -mia además de arume y cita a Sobreira.