ARGUELLO, arag., ‘desmedro, falta de salud’, de *alguello y éste del ár. qílla ‘carencia, escasez, penuria, miseria’ (de la raíz q-l-l ‘faltar’).
1.ª doc.: Aut.
Consta que el ár. qílla ha estado en uso en Egipto, Argelia y España, aquí por lo menos como nombre de acción del verbo qall (R. Martí, 512).
Es demasiado audaz la etimología de GdDD 526, según el cual sería derivado del cast. ant. anguilla ‘anguila’: habría que suponer un proceso analógico, muy poco verosímil, anguilla > *anguellado, según el modelo poco frecuente de astilla-astellar, cilla-cellero, y el cambio de an- en ar- sería poco menos que inexplicable. La existencia del vocablo en valenciano y vasco, en todas partes con e, es otra prueba de que no ha habido tal proceso analógico (sólo hay i, que será meramente fonética, en el nav. arguillarse, alguillarse, ‘enflaquecer’, Iribarren, pues aunque G. de Diego hable de un rioj. arguillarse, Magaña, RDTP IV, sólo registra arguellarse en esta región). Finalmente, la q del andaluz refuta esta etimología inequívocamente y comprueba la realidad de la arábiga. En cuanto al ast. enganío, ingalíu, gall. anguenido, son derivados de gana o de can: hay también oc. aganit con este sentido. Si alguna duda puede caber, no es entre el árabe y el latín, sino entre aquél y el vasco: pues los vascos argal ‘débil’ (guip., vizc), ‘claro, ralo, trasparente’ (a. y b. nav.), argaldu ‘delibitarse, ralear’ y demás derivados es difícil creer que vengan del romance, pero también cuesta explicar la forma romance por la vasca, por razones tanto fonéticas (la e; aunque también existe ergel ‘fatuo, imbécil’ ―sin duda la misma palabra― que es común a todos los dialectos, excepto el vizcaíno, y ya figura en los Proverbios de Oihenart; a. guip. ‘melindroso’; argiྋatu, roncalés, ‘sentir una hambre canina, morirse de hambre’) como geográficas (presencia en Andalucía y Valencia); podrá ser casual la coincidencia, que por lo demás es imperfecta. En Alquézar asegura Arnal que se pronuncia argüello, como lo dice Rato en Asturias, lo cual es extraño y sigue siendo dudoso, o al menos ha de ser secundario.
DERIV.
Arguellarse (V. arriba).