ARGUELLO, arag., ‘desmedro, falta de salud’, de *alguello y éste del ár. qílla ‘carencia, escasez, penuria, miseria’ (de la raíz q-l-l ‘faltar’).

1.ª doc.: Aut.

Corominas, BDC XXIV, 59-60. Según Aut. es «voz baxa usada en Aragón», en el sentido de ‘mugre’, ‘muchedumbre y carga de censos’ (es mucho el arguello que tiene tal hacienda), arguellar ‘desmedrar’, ‘cargar de censos’, arguellarse ‘dexarse cargar de porquería’; Borao da arguello ‘desmedro’ para Aragón en general, y Ferraz enarguelláu ‘raquítico’ para Venasque; mientras que en Andalucía aparece un consonantismo más cercano al del árabe: arquellado ‘escuchimizado, escurrido de carnes’ (A. Venceslada). Cej. V, § 28. Del val. arguell ‘flaqueza’, ‘suciedad’, arguellat ‘flaco, raquítico’, di detalles en mi artículo. Del castellano pasó al vasco: guip., vizc. argala ‘flaco, débil’ (Manterola; Navarro Tomás, Homen. a M. P. III, 647). El ast. argüello recogido por Rato, con acs. parecidas, se pronunciará seguramente arguello; el lexicógrafo lo relaciona con arfueyo (argüellu) ‘especie de muérdago’ (< ACIF֊LIUMacebo’), relación que pudo consistir en una contaminación (que sería causa de la ü) o más bien en mera confusión de Rato.

Consta que el ár. qílla ha estado en uso en Egipto, Argelia y España, aquí por lo menos como nombre de acción del verbo qall (R. Martí, 512).

Es demasiado audaz la etimología de GdDD 526, según el cual sería derivado del cast. ant. anguilla ‘anguila’: habría que suponer un proceso analógico, muy poco verosímil, anguilla > *anguellado, según el modelo poco frecuente de astilla-astellar, cilla-cellero, y el cambio de an- en ar- sería poco menos que inexplicable. La existencia del vocablo en valenciano y vasco, en todas partes con e, es otra prueba de que no ha habido tal proceso analógico (sólo hay i, que será meramente fonética, en el nav. arguillarse, alguillarse, ‘enflaquecer’, Iribarren, pues aunque G. de Diego hable de un rioj. arguillarse, Magaña, RDTP IV, sólo registra arguellarse en esta región). Finalmente, la q del andaluz refuta esta etimología inequívocamente y comprueba la realidad de la arábiga. En cuanto al ast. enganío, ingalíu, gall. anguenido, son derivados de gana o de can: hay también oc. aganit con este sentido. Si alguna duda puede caber, no es entre el árabe y el latín, sino entre aquél y el vasco: pues los vascos argal ‘débil’ (guip., vizc), ‘claro, ralo, trasparente’ (a. y b. nav.), argaldu ‘delibitarse, ralear’ y demás derivados es difícil creer que vengan del romance, pero también cuesta explicar la forma romance por la vasca, por razones tanto fonéticas (la e; aunque también existe ergel ‘fatuo, imbécil’ ―sin duda la misma palabra― que es común a todos los dialectos, excepto el vizcaíno, y ya figura en los Proverbios de Oihenart; a. guip. ‘melindroso’; argiatu, roncalés, ‘sentir una hambre canina, morirse de hambre’) como geográficas (presencia en Andalucía y Valencia); podrá ser casual la coincidencia, que por lo demás es imperfecta. En Alquézar asegura Arnal que se pronuncia argüello, como lo dice Rato en Asturias, lo cual es extraño y sigue siendo dudoso, o al menos ha de ser secundario.

DERIV.

Arguellarse (V. arriba).