ARDIDO, ‘intrépido’, tomado conjuntamente del fr. hardi y del cat. ardit íd., derivados del fráncico *HARDJANendurecer’ (alem. härten, derivado de hart, gót. hardus ‘duro’).

1.ª doc.: Cid.

M. P., Cid., 471; Gamillscheg, R. G. I, 225. Es frecuente en castellano antiguo la variante ardit, que denuncia el origen forastero del vocablo. También es frecuente fardido (Cid, Berceo, etc.)1, representación gráfica de una pronunciación aspirada hardido, que ha de venir necesariamente del fr. ant. hardi, pues este idioma es el único romance que conservó la h germánica (no parece que el verbo hardjan se formara sino en el bajo y alto alemán, otra razón para descartar un origen gótico de la voz castellana); por otra parte la forma ardit, con su -t, se explica mejor como tomada de la lengua de Oc o del catalán que del francés, y el préstamo del sustantivo ardid señala precisamente este último idioma, por lo cual debe concluirse que el vocablo entró a un tiempo por los Pirineos occidentales, en su forma francesa, y desde el Este de España (nótese el uso de ardid ‘valiente’2 por el aragonés Zurita)3.

Ciudad Rodrigo ardigo «hábil, resuelto, valiente» (Lamano) sale de la pronunciación vulgar ardío; nada tiene que ver con esto el gall. árdigo «árido, seco, sin amenidad» (Vall.), corrupción vulgar de ári(d)o con influjo de ardente; ni el port. ardêgo «fogoso» y «arduo», que es derivado romance de arder; GdDD 673 inventa un salm. árdigo y un gall. y port. árdego, achacando a éstos un sentido ‘valiente’, y quiere derivar todo ello de un *ARDICAREarder’.

DERIV.

Ardideza. Ardimiento. Ardid ‘empresa guerrera’ ant. [h. 1300, Gr. Conq. de Ultr., 424b], ‘estratagema bélica, acto astuto’ [Sta. Teresa]4, del cat. ardit ‘empresa guerrera’, ‘plan de operaciones’5, ‘estratagema, ardid’ (acs. todas frecuentes desde el S. XIII), sustantivación del adj. ardit ‘audaz’6; del mismo origen es el port. ardil, forma disimilada que también existe en los dialectos castellanos (en Almería y en general en andaluz; en Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina: Cuervo, Ap., § 808; BDHA III, 61-62; Lemos, Sem.; y ya en el Padre Las Casas; más documentación da Cuervo, Obr. Inéd., 221); de aquí el derivado ardiloso.

1 La alteración faldrido en Sta. M. Egipc., v. 184, donde tiene claramente el sentido propio: «dávanse grandes espadadas; / la sangre que dellos sallía / por medio de la cal corría; / la cativa quando lo vedié / nulla piedat no le prendie: /el que era más faldrido / aquell era su amigo; / el que vencié, dentro lo cogié». En Alex. O, 1831c, y en Calila 22.158 toma el sentido secundario de ‘hábil’, ‘sabio’, -rd- > -rdr > -ldr- con repercusión de líquida y disimilación (goldre < CORYTUS). Es innecesaria e imposible fonéticamente la etimología de Steiger (VRom. X, 21) ár. Ʌaȓarî ‘sedentario’, ‘urbano’, ‘educado’.―

2 Otros ejs. tardíos de ardid ‘valiente’: en el Lanzarote de 1414 (RFE XI, 295), y en el murciano Pérez de Hita, ed. Blanchard, I, 241. Nótese que no hay razón alguna para creer que el adjetivo ardid haya significado jamás ‘astuto, mañoso’, según se le ha traducido repetidamente. En Fernán González, 30b (ardit(e)), en J. Ruiz, 52, y en Zurita, no hay duda de que significa ‘atrevido, valiente’.―

3 En cuanto al étimo germánico de hardi y congéneres, nótese que el verbo romance hardir, del cual parten M-L. y Gamillscheg, es de existencia muy dudosa. En francés no hay más que un par de ejs. muy tardíos, en lengua de Oc y en catalán no parece haber ninguno (pues Stichel demostró que el ardir recogido por Raynouard en el catalán Ponç d’Ortafà no existe, y el que cita Alcover debe análogamente leerse s’enardirà en lugar de sen ardirà), el único romance donde ardire es antiguo es el italiano (ya Dante), pero todos están de acuerdo en el origen francés del it. ardito, ardire. En resumen, hardir y ardire son derivaciones secundarias de hardi, y éste probablemente vendrá del participio fráncico *HARDID, más bien que del infinitivo correspondiente.―

4 «Ardite de guerra: stratagema», en Nebrija. Cej. V, § 59.―

5 Comp. cast. ant. ardiment, ardimento, ‘intención, designio’ en el Cid, Crónica Gral. y Calila (M. P., Cid, 471-2), otro catalanismo a juzgar por la terminación.―

6 Para ejs. vid. Alcover. Todavía hay otras acs.: ‘intención, propósito’ (Set Savis, vv. 902, 1821), ‘aviso’ (Consulado de Mar, cap. CCXIII). El vocablo existe también en lengua de Oc (no en francés), pero es menos frecuente y tiene menor variedad semántica que en catalán, donde hoy sigue vivo en los dialectos. En el Maestrazgo es ‘vigor, energía’ (de donde hombre de buen ardid y buen soldado en Pérez de Hita, I, 197). De ahí almer. ardil ‘iniciativa’, ‘espíritu propio’, ‘energía’.