ANANÁS, ‘piña de América’, tomado del port. ananás, y éste del guaraní naná íd.
1.ª doc.: 1578, C. Acosta.
Friederici, Am. Wb. 51; Morínigo, BAAL III, 18; JoƟo Ribeiro, Língua Nacional, 160; Leite, RL XXXVII, 8, Mahn, Etym. Untersuch., 110-11. La palabra aborigen tenía la forma naná, documentada en todas las lenguas de la familia tupí-guaraní. El cambio de naná en ananás se debe al portugués; más que por aglutinación se explica por la confusión que los colonos portugueses harían de este vocablo con sus maçãs ananas, variedad famosa de manzanas, literalmente ‘enanas’ (también gallego: Sarm. pone los anános encabezando, como más famosas, sus dos largas listas de variedades de manzana, CaG. 92r). Sin embargo se puede desechar sin escrúpulo la idea de que el étimo verdadero de ananás sea esta palabra romance, que desde el portugués pasara a las lenguas indígenas, según ha ocurrido con tantos nombres de cosas ultramarinas denominadas por los descubridores con palabras de abolengo europeo. En este caso la copiosa documentación allegada admirablemente por Friederici demuestra 1.° que naná es el nombre empleado unánimemente por todas las lenguas de aquella vasta familia, desde el caribe continental hasta el guaraní más meridional; 2.° que docenas de viajeros y exploradores desde 1557 atestiguan unánimemente el carácter indígena del vocablo; 3.° que éste figura como tal en las fuentes de todas las lenguas de la familia: naná en el guaraní de Ruiz de Montoya (1640), tupí en Tas-tevin, Bret (1664), Tauste (1680) y muchos más en las lenguas del extremo Norte brasileño-venezolano; 4.° que aunque la variante anana, sin duda influída ya por el portugués, aunque también aparezca atribuída acá y allá a alguno de estos idiomas, está sólo en una minoría de casos, más bien reducida, junto a una gran masa de testimonios del puro naná. Hoy se dice ananá en la Argentina y en otras partes, pero no está averiguado si por conservación de la forma originaria o por el restablecimiento secundario de la misma. Que el vocablo no lo tomó el castellano directamente del guaraní, se ve por el hecho de que en el Paraguay se dice piña, como en España. Es palabra poco frecuente en español antes del S. XIX.