ANAFE, ‘hornillo portátil’, del ár. hispánico y magr. nâfiȟ íd.
Dozy,
Suppl. II, 695
b (que anula la etimología fonéticamente imposible del
Gloss., 184, aceptada por Eguílaz). Derivar del a. alem. ant.
hnapf ‘vaso’ (comp. cat.
anap, fr. ant.
hanap íd.), como quieren la Acad. y Giese (
VKR VII, 40, con datos de interés acerca de la forma del
anafe), no es posible por razones semánticas y geográficas, pues en España no hay palabras tomadas del alto alemán, y en los demás dialectos germánicos el vocablo termina en
-pp y por lo tanto no podía dar la
f de
anafe. El uso de la forma
alnafe es constante hasta el S. XVIII; la variante
anafe deberá considerarse como alteración puramente castellana (comp.
ANA I), sin relación con la asimilación arábiga de la
l del articulo a
n-, pues
ann- hubiera dado cast.
añ-. Nâfiȟ es propiamente el participio de presente del verbo
náfaȟ], ‘hincharse’, ‘soplar’, seguramente por la forma hinchada del
anafe, que, según
Aut., semeja una caldera
1. La variante moderna
anafre (Duque de Rivas) es también chilena (
Rev. Folkl. Chil. II, 327).