ALMUDENA, ‘alcázar’, del ár. mudáyyina ‘ciudadela’, diminutivo de madîna ‘ciudad’.
1.ª doc.: 1562-79, Zurita.
Leemos en este autor: «con su espada en la mano fué hasta la puerta de la almudena, que era el Alcázar de la ciudad, donde se havían recogido algunos Moros». Paravicino († 1633), menos conocedor de las antigüedades que Zurita, se deja llevar por el parecido de almudena con almudín ‘alhóndiga’, y escribe «essa alhóndiga, o almudena, que voces arábigas son ambos nombres», sugiriendo, aunque no diciendo, que ambos signifiquen lo mismo. Aut., haciendo caso omiso del testimonio claro de Zurita, se deja llevar por esta sugestión engañosa y traduce almudena por ‘alhóndiga’, error que ha venido reproduciéndose en los diccionarios posteriores, sin excluir el etimológico de Eguílaz. Pero está claro que no hay sufijo castellano o arábigo que, añadido a almudí, pueda explicar la terminación de almudena. Sabido es que el vocablo se conserva en Madrid como nombre propio de lugar, y hay varios Almudaina en el territorio lingüístico catalán, especialmente la famosa ciudadela de Palma de Mallorca, el significado de cuyo nombre es inequívoco. Mudáyyina es el diminutivo normal de madîna según las normas árabes, y PAlc. lo registra en la forma mudeyéna ‘ciudad pequeña’.