ALMORADUJ, ‘mejorana’, del hispanoár. murdadûš (ár. mardaqûš), cuyo origen último parece ser el gr. ęμάρακος íd.

1.ª doc.: amoradux, Nebr.; almoradux, 1555, Laguna.

Dozy, Gloss., 174; Suppl., II, 580b, 578a; Simonet, s. v. almáraco; Bertoldi, Riv. degli Studi Orient. XIII, 368ss. También cat. marduix, cat. ant. moraduix1. Como hispanoárabe se halla mardadûš en PAlc., murdadûš en Abenbuclárix (h. 1106) y una de las dos formas ya en 961; además martaqûš ‘mejorana’ en partes de Argelia (Humbert, Prax) y, como nombre de la «télaspie», mardaqûš en otras fuentes de este país (Cherbonneau), pero en Siria mardakûš (Mohit) y mardaǤûš (Payne S.). La palabra arábiga suele derivarse del persa (comp. la denominación italiana persia), y bien parece ser éste su origen inmediato, pero es probable la opinión de Simonet de que en definitiva viene del gr. ęμάρακος, que ya aparece en el S. IV a. d. C. (Bally), pues su terminación es muy característica de los helenismos y latinismos arábigos; sin embargo vid. Bertoldi, l. c., pp. 370ss. (que al parecer parte del persa antiguo), y Walde-H., s. v. mezurana.

En cuanto al otro nombre castellano de la misma planta, mejorana [Aut.], está ya registrado por Nebr. en la forma majorana2, y como mayorana figura en Rob. de Nola (1521), pp. 12, 94, etc., en Laguna (1555), en Fernando de Herrera (1580) y en Huerta; es posible que también venga en definitiva de ęμάρακος, lat. amarăcus (comp. mār(a)ȳqûn en Abderrazac de Argel), según creen Kluge, Wartburg y M-L., junto con oc. ant. majorana, fr. marjolaine [S. XIV], fr. ant. majorane [S. XIII], it. maggiorana, port. manjerona ‘mejorana’, manjericão ‘albahaca’; gall. maiorana (poco común, pero la vió Sarm. en el Oeste, en Tenorio, CaG. 132r); pero la historia de las migraciones de la palabra y su desarrollo fonético son oscuros; es difícil que pueda todo explicarse por un derivado AMARAC-ANA, según sugiere M-L., admitiendo que del francés habría pasado a los demás romances, pues maezurana ya aparece en el Dioscórides latino del S. VI. En todo caso parece equivocado afirmar (como hace el dicc. de Bloch) que la j de marjolaine y demás formas romances se deba a una mera lectura errónea de j en vez de i. La forma valona mariolaine se debe a una etimología popular. Para más datos, Steffen, Rev. de Historia, La Laguna, n.° 83-84, p. 452. Se ha empleado también el latinismo amáraco en castellano [Laguna, 1555]; de donde proviene el derivado amaracino.

1 Ya en Serverí de Gerona (S. XIII), LXVII, v. 15, comp. ARom. XXIII, 19. Ni Jeanroy ni Ugolini entendieron este verso. Hay un juego de palabras entre el nombre de la planta (el manuscrito trae amor aduix) y la frase «Amor, ad uig m’aviatz mes lo gaug» = ‘Amor, me habíais convertido el gozo en cansancio’. No se deduce, pues, si la forma del nombre de planta que empleaba Serverí era moraduix o amoraduix. Moraduix aparece también en Eiximenis, Regiment (1385), 26.26, etc. Nuestro vocablo parece ser esencialmente ajeno a Castilla: «mayorana, que llaman moraduj en los reinos de Aragón» dice Rob. de Nola (1525), p. 94, con lo cual está de acuerdo el empleo de almoradux en 1566 en el tudelano Arbolanche, 128r18.―

2 Seguramente el nombre andaluz y familiar a Nebr. era amoradux, pues escribió: «majorana, lo mesmo que». En el impreso la frase está sin terminar, correspondiendo a un blanco del manuscrito original. Nebr. sabría que había otro nombre que le era más usual y al redactar no se acordaba de la planta que designaba el nombre majorana. En el artículo amoradux, en cambio, da varios sinónimos. Laguna y Huerta, que eran castellanos, citan ambos nombres, y el primero dice «mayorana, y también almoradux».