ALMARADA, ‘puñal pequeño y agudo’, ‘aguja grande para coser alpargatas’, del hispanoárabe maráǷa ‘punzón’ (ár. míȟraz, de la raíz ȟ-r-z ‘perforar’).
Dozy,
Gloss., 156. PAlc. registra «
maráda: punçón», y creo con Dozy que esto no es más que una alteración dialectal del ár. clásico
míȟraz, que hoy en Egipto y ya en Abenalauam tiene la variante
miȟrâz (Dozy,
Suppl. I, 361
b). Es sabido que el hispanoárabe reemplazaba
mi- por
ma- en los nombres de instrumento y trasladaba el acento a la sílaba final en las palabras de estructura análoga, a la de ésta. En cuanto a la
-d- en lugar de la -
z-, creo que debe interpretarse como
-Ƿ-, sonido que PAlc. no distingue de la
-d- en su transcripción y que en romance se convierte en
-d- (Steiger, 170-2); el cambio de
-z- en
-Ƿ- se deberá a influjo del
ȟ precedente, pues las enfáticas eran consonantes velarizadas o guturalizadas, acompañadas de una constricción glotal (Steiger,
Contr., 48n. 1, 64n. 6): se trata por lo tanto de una especie de dilación de la velaridad.
Almarà ‘aguja grande para coser alpargatas’ se emplea en el catalán de Elche (
BDC XVII, 53), tomado seguramente del murciano. En la provincia de Granada se dice
almaraz, según Eguílaz, donde se ha conservado una forma más próxima a la del árabe normal
2.