ALIMARA, ‘señal que se hace con fuego desde una atalaya’, del ár. Ȑimâra ‘señal’ (también ‘grito de guerra’, propiamente ‘señal para dar una orden’, de la raíz -m-r ‘mandar’).

1.ª doc.: Ya 1403, Inv. arag., BHisp. LVII, 448; 1611.

Sólo en Covarrubias. Dozy, Gloss., 141; Suppl. 37b. Es palabra mucho más viva en catalán, alimara [S. XIII] o alimària íd.; en esta forma hubo cruce con lluminària, luminaria, cruce más acentuado aún en la forma cast. ilumaria («Sant Ylario... me aparesció esta noche... con vna grande yllumaria de lynternas», Profecía de Evangelista, S. XV: ZRPh. I, 244).