ALHAJA, del ár. ɅâǤa ‘objeto necesario’, ‘mueble’, ‘utensilio’, ‘joya’, de la raíz Ʌ-w-Ǥ ‘ser necesario’.
Dozy,
Gloss., 133; Neuvonen, 112-3. En castellano medieval, aunque la ac. ‘joyel’ ya aparece en el ej. más antiguo, la ac. etimológica ‘mueble, utensilio’ (no ‘mueble precioso’ como define erróneamente la Acad. tomando esta ac. como secundaria) es muy corriente (M. P.,
Cid, 451-2; además
Castigos de D. Sancho, 140, 206) y todavía la hallamos en Nebr. («
alhaja de casa: supellex») y en Cervantes (
Nov., ed.
Cl.
C.:
La Gitanilla, p. 76;
Rinconete, p. 162). Es corriente en lo antiguo la locución adjetiva
de alhaja (
de alfaya) ‘precioso, valioso’. No es clara la explicación de la variante
alfaya con
-y-, pues no hay ejemplos de la trascripción del
Ǥ arábigo por
y en romance. Como la gran mayoría de los casos de
alfaya pertenecen a textos leoneses, y Correas atestigua directamente que es forma asturiana, se trata evidentemente de una forma dialectal romance, modernamente Bierzo
alfayas ‘todo género de vasijas para líquidos y áridos’ (y
alfaas en doc. antiguo) Sarm.
CaG. 144ν; pero no basta decir, con Neuvonen, que el leonés confunde
j con
y, pues en realidad las formas leonesas
muyer,
güeyo,
paya,
coyer, etc., no son confusiones, sino casos de conservación de una fase fonética arcaica en la evolución de los grupos
-L?- > -
CL-; deberá admitirse, o bien que en leonés hubo influjo del sufijo frecuente
-ayo,
-aya,
-ACULUM, o
que el arabismo
alfaja entró primero en Castilla (tierra donde hubo contacto más íntimo con los árabes en la época condal) y de allí pasó a León, con adaptación a la fonética local de los elementos románicos; será lo primero, pues
alfaya aparece también en el
Cid y una vez en la
Razón de Amor y en Berceo (aquí con variante manuscrita
alfaja según
BKKR), lo que parece demostrar que es más bien la forma leonesa la que irradió ocasionalmente hacia el Este, como se extendió también hasta el port.
alfaia ‘utensilio’, ‘joya’
1: recuérdese la gran cantidad de mozárabes que acudió a León en los primeros siglos de la Reconquista acarreando los muchos arabismos señalados en los trabajos de Gómez Moreno, Sánchez Albornoz y Steiger.