ALGARIVO, ant., ‘extranjero’, ‘desgraciado’, ‘inicuo’, del ár. ġarîb ‘extranjero’, ‘extraño, raro’, derivado de ġárab ‘marcharse a lo lejos’, ‘ponerse el sol’, ġarb ‘occidente’.
1.ª doc.: Alex.
Dozy, Gloss., 121; Eguílaz, 177; Neuvonen, 212. Además de la 1.a y 3.a acs., ya señaladas por los diccionarios, hallamos la segunda en Fn. Gonz., 268a; P. de Alf. XI, 1858c; Rim. de Palacio, 972d (¿variante algerivo?). Esta ac. deriva de la de ‘extranjero’ por un proceso semántico conocido (comp. alem. elender ‘desventurado’, de ali-landi; exilio ‘situación desgraciada’, en Berceo, Mil. 295), y de ella viene a su vez la 3.a, por una evolución todavía más frecuente. Dudo que sea auténtica la variante algaravo ‘extranjero’, que se lee en las Cortes de 1371 (DHist.). Algarivo es bastante frecuente en los SS. XIII y XIV, pero no se halla después de principios del XV (Canc. de Baena). M. P., D. L., publicó la carta de población de Villa Algariva, llamada también Villafranca, junto a Toledo, en 1191: sería un lugar poblado por franceses. Oelschl. señala otro ej. en nombre propio del a. 1140.