ALFERECÍA, ‘epilepsia’, origen incierto, probablemente de una confusión popular entre las locuciones ár. an-nâr al-fārisîya ‘erisipela’ y al-ílla al-fāliǤîya ‘aplopejía’.

1.ª doc.: 1555, Laguna.

También cat. alferessia [1460: J. Roig, v. 5247]1; gall. felesía ‘apoplejía’: «un’aire de felesía deixou-no tolleito» Castelao 201.6; vasco alperizia, que en nada apoya el étimo EPILEPSIA, en que se empeña GdDD 2437a, pues la p vasca sale normalmente de f romance.

Según los autores la alferecía es un mal grave y convulsivo que ataca a los niños (así aun en Quijote, II, xiv, 50); Aut. no limita a los niños, su descripción corresponde a la epilepsia, y esto es lo que significa asimismo el equivalente gota coral, que le atribuyen Laguna y Huerta (Aut., s. v. alfirecía). A primera vista es muy convincente la conjetura de Eguílaz, 165, de que se trate de una corrupción del nombre griego de la misma enfermedad ƆπιλƓψία; para ello el vocablo hubo de pasar a través del árabe, con el cambio normal en este idioma de la p en f; la intrusión del artículo árabe al- en vez de la e-, y la disimilación de la segunda l en r habrían hecho el resto. Como ƆπιλƓψία ya se halla en Hipócrates, nada se opone en teoría a que el vocablo pasara al árabe en Oriente, como muchísimos nombres de enfermedades, y el árabe lo acarreara hasta España. Pero el hecho es que en árabe no hay huellas de tal denominación2; Dozy, Gloss., 112-13, llega a la misma conclusión negativa; y no es de creer que el vocablo escapara a los lexicógrafos cuando está tan bien conocido y estudiado el léxico médico de los árabes. A lo más cabría suponer que esta palabra pasara al árabe en España y quedara localizada aquí como un término de la medicina popular; aun entonces sorprende que no figure en PAlc., R. Martí, el glosario de Leyden ni Lerchundi.

En cambio, es conocido en árabe an-nâr al-fārisîya, que como señaló Muller (Dozy, l. c., y Suppl. II, 735a) se emplea en Marruecos y figura en Avicena y otros autores, pero como nombre de la erisipela. No es de creer que esto tenga nada que ver, en cuanto al origen, con ƆπιλƓψία, pues Avicena, buen conocedor de sus modelos griegos, no lo hubiera aplicado a un mal tan diferente como la erisipela. Este nombre significa propiamente ‘fuego persa’ y fārisî es indudablemente la forma arábiga de persi, persa3; como la alferecía era un mal de los niños y, según nos cuentan Laguna (DHist., s. v. alfirez) y Huerta, daba lugar a mucho curanderismo y medicina popular, cabe dentro de lo posible que el pueblo relacionara los dos males, pues la erisipela puede atacar también a la infancia4, considerando ésta como un síntoma o consecuencia de la alferecía, o algo análogo, y así trasladara el nombre.

Por otra parte deben tenerse en cuenta las formas alfeliche (Rosal, 1601, en Gili; Aut.) y alfirez (Laguna, en DHist.), sinónimas de alferecía. Alfiliche vive hoy en el and. filiche m. «desmayo, privación del sentido» («le dió un filiche y estuvo traspuesta media hora» AV). GdDD 2437a cita otra forma and. alferiche (que falta en la 1.a ed. de AV). Dozy se inclina a relacionar alfeliche con el ár. fâliǤ ‘hemiplegía’, ‘apoplejía’, ‘parálisis’ (en R. Martí y otros); cree Dozy que los imitadores cristianos cometerían una confusión entre esta enfermedad y las convulsiones, por el hecho de que en el libro de Avicena las dos enfermedades eran tratadas consecutivamente. Quizá no sea necesario recurrir a esta explicación: el estado del epiléptico echado en el suelo cuando empieza a decrecer el ataque, es comparable al de un paralítico, y el pueblo pudo confundir los dos nombres, tanto más cuanto que el derivado maflûǤ ‘paralítico’ se aplica al hidrópico en el glosario leydense; en Málaga, según dato de Toro Gisbert (RH XLIX, 328), alferecía es hoy la ‘congestión cerebral’ y de aquí se extendió a ‘congestión, hinchazón de las piernas’ (así en Juan Valera)5. El Sr. García Gómez me llama la atención hacia un derivado de fâliǤ, a saber al-ílla al-fāliǤîya ‘dolencia paralítica o hemiplégica’, que él encuentra aplicado a Alhákem II en los Anales de este califa debidos al Razí y trasmitidos por Abenhayán, cuya publicación prepara. En su § 214 se cuenta que Alhákem se marchó de Medina Azahra para mejor curar de esta enfermedad. Cree G. G. que alferecía viene de esta palabra; no es imposible, pero el cambio de Ǥ en z no sería fácil de justificar sin la confusión indicada arriba.

En resumen creo muy probable que alferecía ‘epilepsia’ resulte de una confusión popular entre al-fārisîya ‘erisipela’ y al-fāliǤîya.

1 Entre varias enfermedades infantiles, junto a epilepcia, y rimando con éste.―

2 Además de los diccionarios arábigo-europeos he consultado en vano muchos léxicos europeo-arábigos (índice latino-árabe de Freytag, Lerchundi, Probst, Bocthor, PAlc., R. Martí y glosario de Leyden, todos los cuales dan equivalencias árabes, s. v. epilepsia, morbus caducus, etc.). El nombre árabe general es Ɋar.―

3 Nâr fārisî puede también significar ‘ántrax’ (Dozy). En castellano corrió también fuego pérsico (cat. foc pèrsic: Ag.), que según Acad., 1884, era lo mismo que el fuego sagrado o de San Antón, forma maligna de la erisipela. Todo hace creer que an-nâr al-fārisîya sería lo mismo (para Acad., 1936, fuego pérsico era la erupción conocida hoy por zona).―

4 J. Roig, l. c., menciona junto a alferecía, entre las enfermedades que atacaron a su niño, el foc salvatge, que será otro nombre del fuego sagrado o erisipela maligna. No se olvide que J. Roig era médico de profesión y buen conocedor de las ideas de su tiempo en materia médica.―

5 En la p. 390 relaciona Dozy alfeliche con el ár. ȐiȟtilâǤ ‘convulsiones’, que él documenta en el Mansurí y en Abenalbéitar. No es esto imposible fonéticamente aunque hay dificultades. Quizá más bien se trate de otro derivado de la misma raíz ȟ-l-Ǥ.