ALFANA, ‘corcel’, del it. alfana íd., éste probablemente del fr. ant. aufaine íd., de origen incierto, quizá debido a una alteración de aubain ‘caballo blanco’ por influjo de aufage, empleado como título de distinción para moros en las gestas francesas y procedente del ár. ɅaǤǤ ‘peregrino’ (pasando por el cast. ant. alfaje, Gr. Conq. de Ultr.).

1.ª doc.: Ya en la traducción de Ariosto por Jer. de Urrea; 1604, Quijote.

En italiano es palabra de la épica renacentista y ya se halla en el S. XV, en el Morgante de Pulci; buscalfana aparece en el mismo sentido en Sacchetti, en la segunda mitad del XIV (Zaccaria). Sainéan, Sources Indig. II, 390-1, propone la filiación resumida arriba, que no es improbable; pero acaso se trate de una deformación libresca del ár. fáras ‘caballo’. Hizo famosa Ménage esta palabra con su ridícula etimología EQUUS. Pretende Gili Gaya, RFE XXXIII, 144-9 (fundándose en que el dicc. castellano de Vittori, 1609, traduce alfana por ‘elefante’, mera confusión sin valor), que el it. alfana es deformación de una forma oc. alefan ELEPHANTEM, lo cual es tanto más improbable cuanto que esta forma sólo se documenta en patois modernos, y las únicas formas antiguas en lengua de Oc son orifan, aurifan, olifan. Desde luego puede asegurarse que no es originaria en castellano, donde la introdujo Cervantes como propia del estilo de los Libros de Caballerías, sacándola de la épica caballeresca italiana. Eguílaz, 535, propone una etimología imposible.