ALBUR, ‘pez de río malacopterigio, semejante al mújol o liza’, ‘cierta peripecia en el juego del monte’, del hispanoárabe bûrī íd. (ár. būrî), derivado del nombre de la ciudad egipcia de Bura.
1.ª doc.: J. Ruiz, IIIa; Canc. de Baena, n.° 382, v. II.
En cuanto al albur de las cartas, se trataba de un vocablo que «sólo tiene uso en India y su carrera» según Aut., y de hecho la documentación más antigua nos la proporciona un indiano, Rosas de Oquendo, en los últimos años del S. XVI3. Ahora bien el pez albur era típico de Sevilla, a juzgar por los testimonios de J. Ruiz y del P. Las Casas, y lo mismo éste que Fernández de Oviedo y el P. Cobo hablan de sus equivalentes americanos. En el juego el albur, según nos lo describe Aut., era una carta que sacaba el banquero y que podía hacer ganar a éste o al jugador; si además tenemos en cuenta que a uno de los albures se le llama el saltante en Cuba (Pichardo) quedará clara la comparación con un pescado que el pescador saca del agua; secundariamente el vocablo ha significado ‘contingencia a que se fía el resultado de una empresa’ y en Santo Domingo llega aibur a significar «comentarios, decires» (Brito)4, evolución extrema que no puede sorprendernos tratándose de una metáfora marítima originada en las Indias. Asín, Al-And. IX, 17, quiere separar albur, ‘peripecia del juego del monte’ y ‘contingencia’, de albur en su sentido propio, como nombre de pez [procedimiento siempre improbable], y para aquél parte del infinitivo ár. bûr ‘el acto de someter a prueba alguna cosa’; es raíz conocida en árabe, aunque en las fuentes vulgares aparece con otras acs., y en este sentido los léxicos traen báur y no bûr. Además es muy raro que un infinitivo arábigo haya pasado al romance, y aun bûr era de esperar que diese *albor y no albur, con arreglo a la pronunciación corriente. Hay que desechar la idea.
DERIV.
Alburero ‘el que juega a los albures’: Luque Fajardo, 1603, habla de las fullerías de los criollos del Perú y de los albureros de Nueva España.
1 El dato de la derivación de Bura, «porque allí se hace mucha botarga», lo halló o propagó Sarmiento, hombre sabio y, para su tiempo, no carente de erudición oriental, pero en ese terreno poca e indirecta.― ↩
2 Peys qui no sie de mar, cum son lus, tengues, auborns et angeles, Millardet, Textes, p. 118.5, que define «ablette, vandoise» remitiendo a Rom. XXXIII, 139, XXXVI, 254, artículo anbur.― ↩
3 «Do estavan quatro muxeres / que albures aparexavan / y io, llegando al corrincho, / humillde las saludava», Romance a México, en RFE IV, 358.― ↩
4 En Puerto Rico ‘mentiras, infundios’. En Colombia alburearse ‘hacerse con dinero’. Malaret, Supl. ↩