ALBARICOQUE, del ár. birqûq, barqûq íd., y éste quizá del gr. πραικóκιον íd., tomado a su vez del lat. persica praecocia ‘melocotones precoces’1.

1.ª doc.: h. 1330, J. Manuel.

Port. albricoque, cat. albercoc [1398: Turmeda], y varias formas en Francia e Italia, para las cuales V. el estudio monográfico de Hasselrot, Studia Neophilol., XIII, 45-78, 226-47; el fr. abricot procede del cat. albercoc más que del castellano, como observan Wartburg y Lausberg, ZRPh. LXVIII, 110. El ár. birqûq (Dozy, Gloss., 67-68) dió primero albricoque como en portugués, de donde albaricoque por anaptixis (también albericoque en la traducción de la Agricultura de Agustí, S. XVII). Por lo demás una forma más parecida a la arábiga y a la catalana tuvo gran extensión en Castilla: albarcoque (G. de Alfarache, ed. Cl. C. V, 26.12; con -v- en Nebr.), y hoy se conserva en la Argentina (Draghi, Canc. Cuyano, 225, 287). Para variantes dialectales, RDTP IV, 477-8. Para el it. albercocco, albicocco (desde h. 1510), que Zaccaria cree tomado del español, V. esta obra.

DERIV.

Albaricoquero (alvarcoquero, doc. Murcia, 1293: Neuvonen, 160; albercoquero en el Canc. de Castillo; hoy abercoquero en Andalucía, AV).

1 Todo el mundo parece estar de acuerdo sobre esta etimología de la voz árabe. Sin embargo Pernot (KJRPh. IV, 352) indicó la dificultad que presenta el ngr. veríkokko, cuya ν no puede explicarse partiendo de la b- árabe. Ahora bien, según Bally βερεκóκκιον ‘albaricoque’ sale en Artemidoro de Éfeso (S. II d. C.) y βερίκοκκον íd. en los Geoponica; según el CGL II, 257.16, figura βερέκοκκα ‘ciruela’ (ac. que también tiene el ár. barqûq), en el glosario muy antiguo del seudo-Cirilo, trasmitido por un ms. del S. VII. Sin embargo también es un hecho que πραικóκιον se encuentra en Dioscórides, y que, según el testimonio formal de este autor antiguo, es préstamo del lat. persica praecocia. No es fácil conciliar los dos hechos contradictorios; a no ser que admitamos que el cambio de P- en b- se debe al griego (por alguna contaminación) y no al árabe, o que del latín pasó primero a otra lengua semítica que cambiase P- en b-, y de esta lengua al griego.