ALANO, ‘perro lebrel de gran tamaño y fuerza’, origen incierto, probablemente de un gót. ALANScrecido’.

1.ª doc.: alán, Berceo; alano, quizás en Alfonso X.

Esta palabra parece haber tenido su origen en la Península Ibérica. Hay ya un ej. de alanus en el bajo latín de los fueros aragoneses, citado por Du C., que creo corresponde a la compilación de 1247; y de su antigüedad en los Pirineos es buena prueba la existencia de un vasc. ant. araya (en el vocabulario ms. de Landuchio, a. 1562: Michelena, BSVAP X, 381), que representa una base fonética *ALANE, incorporada a este idioma desde muy antiguo. Esto coincide con la historia de las formas castellanas, pues alán es la que se halla en Berceo, Alex., 1.ª Crón. Gral. y J. Ruiz, y asegurada por el metro en el tudelano Arbolanche, a. 1566, 97V15, y alano, cuya existencia sólo puede asegurarse desde el S. XV para acá, aunque sea cierto que aparezca en los Libros del Saber de Astronomía (cuya ed., hecha sin rigor filológico, no ofrece mucha garantía en el pormenor fonético), de todos modos tiene el aspecto de ser forma alterada por metaplasmo, como guardiano por guardián, escanciano por escancián, ermitano (-año) por ermitán, sacristano por sacristán, escribano por escribán. Todos ellos casos de voces germánicas, o bien voces adaptadas a la declinación germánica. Luego alan(o) podría ser un germanismo, como lo son dogo y podenco.

Por otra parte el área primitiva de alano en romance es limitada; descartados el portugués1 y el francés2, queda reducida al castellano, vasco, catalán [alà, S. XIII] y quizá occitano3 e italiano4. En estos dos aparece desde principio del S. XIV, fecha bastante tardía para la literatura en lengua de Oc, que despierta sospecha, agravada por el hecho de ser catalán el autor del ej. occitano más antiguo. Es decir: área antigua segura: cast.-vasco-cat.; y posiblemente, oc.-it. Junto con la terminación -ANE esto sugiere claramente un origen gótico. Ahora bien, ALANS es palabra conocida en este idioma, con el sentido de ‘crecido’, participio pasivo del verbo ALANcrecer’, etimológicamente ‘alimentar’, que es el sentido del escand. ant. ala, ags. alan, irl. ail, lat. alo, y aun en gótico es probable se conservara esta ac. puesto que Úlfilas tradujo Ɔντρεưóμενος por el participio activo alands; pero en gótico se documenta el de ‘crecer’.

Ahora bien, el supuesto sentido etimológico ‘crecido, grande’ conviene admirablemente al perro alano: «ay otros perros fuertes y grandes... a los quales solemos llamar lebreles o alanos» Huerta; Covarr. explica que son «perros ferocíssimos, que salían a pelear con los enemigos» y que habiéndole echado a uno un toro y un caballo desdeñó acometerlos por ser «presa ratera» para él, y echando al mismo un elefante al momento se fué para él y le rindió; agrega que la frase proverbial, dicha de un hombre pesado, ir como alano colgado de la oreja, viene de su costumbre de asir los toros y jabalíes por esta parte; también Fernán Caballero habla de los alanos que rinden a los toros. Son docenas los ejs. que podrían alegarse para probar la ferocidad y fuerza enorme del alano: recuérdese la famosa batalla de Tirante el Blanco con el alà (traído por el Príncipe de Gales entre «molt grans alans molt braus de presa», «tant brau que negú no tenia gosar de acostar-s’hi», «aquell alà de tant mala condició», «lo alà era molt gran e soberch», cap. 68); en el Alex, se compara al protagonista persiguiendo a Poro con «un alán cadiello que ande encarnado»; la 1.ª Crón. Gral. compara con un alano el león amansado por el Cid; «abrieron grandes bocas como unos alanes» Berceo; Juan Ruiz y el Marqués de Santillana los dan como prototipo del perro bueno para caza mayor; Lulio lo hace combatir con un lobo «lo pus mal que fos en la cort del leó», y un doc. mallorquín de 1591 (Alcover) dice que los turcos desembarcados en Mallorca para atacar la isla no tuvieron ánimo de defenderse contra ellos con sus espadas5.

No hay indicios positivos que permitan afirmar que viene del nombre del pueblo bárbaro de los alanos, que dejó muy pocas huellas, pero así y todo sería concebible. La etimología de Sainéan, Sources Indig. I, 62, fr. chien allant ‘perro que camina, que corre’, está desmentida por la antigüedad respectiva del vocablo en los varios romances.

1 El port. alão está ya en las CEsc. con el significado de ‘perro grande de caza’: «mandei pedir noutro dia / un alão a Paai Varela» (328.2); la conservación de la -l- en portugués se explicaría por la fecha tardía de la entrada de los germanismos, y por lo tanto confirma la etimología gótica.―

2 Vid. nota siguiente.―

3 Según indicó el FEW I, 57, el primer testimonio occitano, principio del S. XIV, parece ser obra de un catalán, los primeros franceses son debidos a occitanos, y el más antiguo de ellos (vid. Tobler) se refiere a alans dEspaigne, lo que parece indicar la Península como lugar de origen.―

4 En Matteo Villani. El it. alano puede salir análogamente de *alane, sea en calidad de hispanismo o por una evolución autóctona como en guardiano y sacristano.―

5 Cabría pensar en otras etimologías góticas, pero me parecen menos probables, por varias razones que no hará falta especificar: abreviación de un *ALHAN(HUNDS) ‘perro para cazar el alce’ (compuesto de HUNDSperro’ con *ALHA, -ANS, ‘alce, gran bestia’, hermano del a. alem. ant. ëlaho, ags. éola, escand. ant. elgr, germano-latino alce), o del nombre propio de persona ALA, -ANS [S. V, Först. 52].