ALABARDA, del a. alem. medio helmbarte íd, compuesto de barte ‘hacha’ y helm ‘empuñadura’, es decir ‘hacha de mango largo’; el vocablo entró por conducto del francés o del italiano.
1.ª doc.: 1548, Palmerín.
Brüch, ZRPh. XXXVIII, 692-3; Kluge, s. v. hellebarde. En alemán se halla desde el S. XIII, mientras que el fr. hallebarde (antes alabarde) aparece en 1333, y la Crusca da ejs. del it. alabarda, labarda, desde h. 1500 (Maquiavelo). La historia de la trasmisión del vocablo sigue oscura, debido a las influencias recíprocas que han ejercido entre sí las formas de estos tres idiomas. En gall. alabarda es ‘una conchita bivalba y curva como pequeña almeja, pero de figura prolongada como la arola’, Sarm. CaG. 189v y pp. 210 y 215.
DERIV.
Alabardero [1546-48, Fz. de Oviedo, con referencia a Milán; 1548, Ávila y Zúñiga, con referencia a Alemania].