AJARAFE, palabra de origen arábigo, de etimología incierta, pues es dudoso cuál sea el significado originario.

1.ª doc.: Jiménez de Rada († 1247), axarab; doc. de Sevilla 1254, el Xaraff; aplicado a otras localidades que Sevilla, h. 1300, axarafe.

El Ajarafe o Aljarafe de Sevilla es una zona que se extiende por terreno alto al Norte de la ciudad y está plantada de olivares y otros cultivos. Este lugar es el que han tenido en cuenta de preferencia los etimologistas. Como allí tuvieron los reyes moros un palacio del mismo nombre, López Tamarid, Rosal, Urrea (seguido por Covarr. y Aut.), Engelmann y Dozy opinaron que el vocablo significaba ‘mirador, azotea alta’, ‘balaustrada en torno a un alminar’, refiriéndolo a šúrfo que tiene la última de estas acepciones, y Dozy precisó que se trataba del plural šúraf, admitiendo una pronunciación vulgar alterada (de hecho šaraf se halla en Kazimirski, aunque haría falta documentarlo mejor). Pero como ajarafe se aplicó también a otras localidades deshabitadas, esta etimología es improbable. Lerchundi, Simonet, Eguílaz y Neuvonen (p. 231) prefieren otra palabra de la misma raíz, šaraf ‘altura, lugar alto’, significado que corresponde a la situación del Ajarafe de Sevilla, y el último cita las palabras de Abenabdelmúnim (2.ª mitad del S. XI), según el cual se le llamó aš-šaraf porque domina la región de Sevilla. Esto prueba que desde esta época tan antigua el nombre se interpretaba como relacionado con šaraf. Además no es inverosímil que interviniera, por lo menos, en la consideración de este nombre otro cuasi-sinónimo: aǤaraf, plural de Ǥorf (de donde Aljorf, villorrio sobre el río de Albaida y dependiente de esta ciudad); PAlc. (316a7) atestigua este vocablo (aceptando su plural ajaráf) como traducción de «mota, cerro enmotado», R. Martí, «ripa» y Dozy (Suppl. I, 187a) da multitud de citas magrebíes antiguas y modernas para «falaise» «hauteur, colline» «pente roide d’une montagne». Claro que este étimo no nos explicaría la sorda x- bien comprobada en la E. Media, pero los repobladores cristianos pudieron confundir esas varias palabras que los moros aplicarían al lugar. Etimología que sólo tiene el defecto de fundarse en un nombre propio de lugar, que como tal es siempre susceptible de varias interpretaciones. Ya M. P. en su glosario a los Inf. de Lara hizo notar que en la Crónica de 1344 una mujer que se esconde de sus perseguidores dice «metíme en un axarafe», con lo cual parece convenir el informe de «El Averiguador» de que en Sevilla, Carmona y otros lugares de Andalucía significa un lugar plantado de olivos. Es verdad que en el pasaje de la Crónica citada se habla, pocas líneas antes, del Ajarafe de Sevilla, y que otro manuscrito sustituye aquella frase por «metíme por el monte e por el Axarafe», lo que destruiría la interpretación de M. P. Pero son muchos los pasajes citados por Eguílaz y el DHist. que la confirman1. De ellos resulta claro que axarafe se empleó como nombre común en el sentido de ‘lugar plantado de árboles’. Esto sólo podría compadecerse con la etimología anterior admitiendo que siendo el Ajarafe de Sevilla el más famoso, y hallándose plantado de olivos, su nombre se convirtiera secundariamente en apelativo con el valor de ‘olivar’, pero la gran mayoría de los testimonios haría creer, por el contrario, que la interpretación secundaria es la de Abenabdelmúnim, por poco que hubiera posibilidad de explicar etimológicamente la ac. ‘olivar’. El caso es, sin embargo, que la raíz š-r-f no se presta a ello. Hay una última posibilidad, por desgracia basada en datos inciertos. La forma originaria podría ser la de Jiménez de Rada, axarab, pues nos consta (Steiger, Contr., p. 109; Corominas, BDC XXIV, 69) que la -b se convertía en -f en la pronunciación vulgar del árabe de España. Siendo esto así podría pensarse en la raíz š-r-b, que además de ‘beber’ significa ‘regar’, y a la cual pertenecen, según Freytag, II, 408a, šraba ‘tierra blanda donde siempre crecen plantas’ y šarábba ‘tierra que produce hierbas, pero no árboles’. Pero estas palabras, que no hallo en otras fuentes, no están bien aseguradas2, y el significado de la segunda no es suficiente para nuestro propósito. Quizá se trate de sárab (vulgar šaráb), plural de šáraba, ‘surcos para regar los cultivos’, ‘pequeño depósito de agua suficiente para regar las raíces de un árbol’ (?auharí; Qamús).

1 «Intrantes loca arborum, quod axarab dicitur apud eos», J. de Rada; «a derredor de la villa (Alejandría) había gran axarafe en muy buenas huertas que eran todas llenas de árboles e de frutales de muchas maneras», Gr. Conq. de Ultr.; «los lugares que están más cerca de Sevilla, que comúnmente se llaman el axarafe, voz árabe que significa heredamientos de olivares», Rodrigo Caro (1634). También las Ordenanzas de Sevilla y un pasaje del Canc. de Baena se refieren al Ajarafe de Sevilla como lugar de olivares. A. Venceslada cita un ej. de jarafe en Muñoz y Pabón, cuyo significado no define, mas parece designar un terreno cultivado; este escritor era de la provincia de Huelva y canónigo de Sevilla.―

2 Su única fuente es el Qamús, diccionario clásico, no vulgar. Según otra fuente moderna citada por Dozy, Suppl. I, 741b, šraba es ‘jardín’, pero el arabista holandés (sin dar razones) estima imposible este significado.