AJARAFE, palabra de origen arábigo, de etimología incierta, pues es dudoso cuál sea el significado originario.
El Ajarafe o Aljarafe de Sevilla es una zona que se extiende por terreno alto al Norte de la ciudad y está plantada de olivares y otros cultivos. Este lugar es el que han tenido en cuenta de preferencia los etimologistas. Como allí tuvieron los reyes moros un palacio del mismo nombre, López Tamarid, Rosal, Urrea (seguido por Covarr. y
Aut.), Engelmann y Dozy opinaron que el vocablo significaba ‘mirador, azotea alta’, ‘balaustrada en torno a un alminar’, refiriéndolo a
šúrfo que tiene la última de estas acepciones, y Dozy precisó que se trataba del plural
šúraf, admitiendo una pronunciación vulgar alterada (de hecho
šaraf se halla en Kazimirski, aunque haría falta documentarlo mejor). Pero como
ajarafe se aplicó también a otras localidades deshabitadas, esta etimología es improbable. Lerchundi, Simonet, Eguílaz y Neuvonen (p. 231) prefieren otra palabra de la misma raíz,
šaraf ‘altura, lugar alto’, significado que corresponde a la situación del Ajarafe de Sevilla, y el último cita las palabras de Abenabdelmúnim (2.
ª mitad del S. XI), según el cual se le llamó
aš-šaraf porque domina la región de Sevilla. Esto prueba que desde esta época tan antigua el nombre se interpretaba como relacionado con
šaraf. Además no es inverosímil que interviniera, por lo menos, en la consideración de este nombre otro cuasi-sinónimo:
aǤaraf, plural de
Ǥorf (de donde
Aljorf, villorrio sobre el río de Albaida y dependiente de esta ciudad); PAlc. (316
a7) atestigua este vocablo (aceptando su plural
ajaráf) como traducción de «mota, cerro enmotado», R. Martí, «ripa» y Dozy (
Suppl. I, 187
a) da multitud de citas magrebíes antiguas y modernas para «falaise» «hauteur, colline» «pente roide d’une montagne». Claro que este étimo no nos explicaría la sorda
x- bien comprobada en la E. Media, pero los repobladores cristianos pudieron confundir esas varias palabras que los moros aplicarían al lugar. Etimología que sólo tiene el defecto de fundarse en un nombre propio de lugar, que como tal es siempre susceptible de varias interpretaciones. Ya M. P. en su glosario a los
Inf. de Lara hizo notar que en la Crónica de 1344 una mujer que se esconde de sus perseguidores dice «metíme en un
axarafe», con lo cual parece convenir el informe de «El Averiguador» de que en Sevilla, Carmona y otros lugares de Andalucía significa un lugar plantado de olivos. Es verdad que en el pasaje de la Crónica citada se habla, pocas líneas antes, del Ajarafe de Sevilla, y que otro manuscrito sustituye aquella frase por «metíme por el monte e por
el Axarafe», lo que destruiría la interpretación de M. P. Pero son muchos los pasajes citados por Eguílaz y el
DHist. que la confirman
1. De ellos resulta claro que
axarafe se empleó como nombre común en el sentido de ‘lugar plantado de árboles’. Esto sólo podría compadecerse con la etimología anterior admitiendo que siendo el Ajarafe de Sevilla el más famoso, y hallándose plantado de olivos, su nombre se convirtiera secundariamente en apelativo con el valor de ‘olivar’, pero la gran mayoría de los testimonios haría creer, por el contrario, que la interpretación secundaria es la de Abenabdelmúnim, por poco que hubiera posibilidad de explicar etimológicamente la ac. ‘olivar’. El caso es, sin embargo, que la raíz
š-r-f no se presta a ello. Hay una última posibilidad, por desgracia basada en datos inciertos. La forma originaria podría ser la de Jiménez
de Rada,
axarab, pues nos consta (Steiger,
Contr., p. 109; Corominas,
BDC XXIV, 69) que la -
b se convertía en -
f en la pronunciación vulgar del árabe de España. Siendo esto así podría pensarse en la raíz
š-r-b, que además de ‘beber’ significa ‘regar’, y a la cual pertenecen, según Freytag, II, 408
a,
mášraba ‘tierra blanda donde siempre crecen plantas’ y
šarábba ‘tierra que produce hierbas, pero no
árboles’. Pero estas palabras, que no hallo en otras fuentes, no están bien aseguradas
2, y el significado de la segunda no es suficiente para nuestro propósito. Quizá se trate de
sárab (vulgar
šaráb)
, plural de
šáraba, ‘surcos para regar los cultivos’, ‘pequeño depósito de agua suficiente para regar las raíces de un árbol’ (
?auharí;
Qamús)
.