AGUANTAR, probablemente tomado del it. agguantare ‘coger, empuñar’, ‘detener (una cuerda que se escurre)’, ‘resistir (una tempestad)’, y éste derivado seguramente de guanto ‘guante’, por alusión a los guantes de hierro de los guerreros medievales.
La palabra se halla en port.
agüentar ‘aguantar, sostener’
1, cat.
aguantar íd., langued., rouerg. y prov.
agantà ‘coger, empuñar’, it.
agguantare; de éste, al parecer, lo tomó el sardo (Wagner,
ARom., XVI). En castellano no se hace de uso general hasta los SS. XVIII-XIX; en catalán, aunque es muy vivaz y popular, no se citan ejs. antes del siglo pasado; tampoco en las demás lenguas literarias hay testimonios anteriores al S. XVII, pues la Crusca sólo da autoridades de 1700, aunque en it. se documenta como voz náutica cerca de 100 años antes. Pero son firmes indicios del origen italiano su presencia en los varios dialectos de este idioma (sic.
agguantari ‘agarrar’, ‘resistir’, napol.
agguantare ‘agarrar’, ‘asegurar (un cabo)’, ‘soportar’, venec.
guantar ‘agarrar’, milan,
inguantà ‘agarrar’), su mayor variedad semántica allí, y la aparición de
uantar «agguantare» en un texto veneciano de 1312-1319 (Ugo Levi,
Monumenti del Dial. di Lio Mazor, § 39). Además de las mencionadas acs. italianas, hallamos «prendere presto e tener fermo alcuna cosa», «star saldi, impugnare»,
agguantare un fortunale all’ancora «resistere ad esso»,
agguantarsi «mantenersi fermi»; especialmente notable es
agguantare un naviglio «avvicinarlo e superarlo di velocità» (Corazzini), de donde proviene el gall.
aguantar ‘adelantar, avanzar mucho en cualquier trabajo’ y leon.
aguantar ‘darse prisa’ (A. Garrote; C. Espina,
La Esfinge Maragata,
BRAE II, 628; en la Puebla de Lillo: J. M. Goy,
Susarón, p. 484),
aguantar a andar,
aguantar a escribir ‘andar, escribir de prisa’ (Puyol,
RH XV, 3)
2. Está claro que el vocablo entró en castellano como término náutico, pues en el ej. más antiguo es ‘sostener con la mano lo que se pone en un buque, para que no golpee’,
aguantar el remo ‘acostumbrarse a manejarlo’, que ya figuran en Oudin (1607), por lo menos en la edición de 1616, en el Padre Cobo (1639) figura
aguantar la borrasca a palo seco, y todavía hoy existen varias acepciones marinas. Pero Salas Barbadillo († 1635) emplea ya varias veces
aguantar en el sentido de ‘soportar’. Indicó esta etimología Cuervo,
Dicc. I, 265-6 (1886). Unos años antes (
Rom., 1883, 105) el mismo filólogo pensaba en la raíz germánica
WAN-, representada por el danés
vente, sueco
vänta, escand. ant.
v༟nta ‘sospechar’, ‘tener esperanza (de algo)’, ‘aguardar’, de suerte que la ac. fundamental de la voz romance sería la de
aguantar(
se) ‘permanecer’, pero estas formas escandinavas proceden de un antiguo
*WANATJAN (Falk-Torp), que no daría base fonética satisfactoria; además, dada la extensión geográfica del romance
aguantar debería tratarse de una voz gótica, y aquí la vocal correspondiente en el radical sería
ê (gót.
wênjan ‘tener esperanza’, ‘aguardar’). El port.
agüentar se debe a la preferencia de este idioma por el sufijo
-entar, (
amamentar,
apouquentar,
amolentar,
apodrentar,
apousentar,
aviventar,
ensujentar, etc.). Por todo ello debemos desechar la idea e inclinarnos por considerar
agguantare derivado de
guanto ‘guantelete’; quizá procedan del mismo origen la locución española
echar el guante ‘agarrar’ y la it.
dar nel guanto ‘caer en manos’, a que se refirió Cuervo.