ADEFESIO, ‘despropósito, extravagancia’, ‘prenda de vestir o adorno ridículo’, ‘persona de aspecto feo o ridículo’, de la antigua locución adverbial ad Efesios ‘en balde’, ‘fuera de propósito, disparatadamente’ (hablar ad Efesios), y ésta de las palabras latinas ad Ephesios ‘a los habitantes de Éfeso’, título de una epístola de San Pablo, aludiendo a las penalidades sufridas por el santo durante su predicación en esta ciudad del Asia Menor.
Que el sustantivo
adefesio viene de esta frase latina está aceptado unánimemente, pero se han dado varias explicaciones de su significado castellano.
Aut. se hace eco de la versión vulgar según la cual se trata de un sacerdote que yendo a cantar una epístola tomó equivocadamente la epístola a los Efesios en lugar de la dirigida a los Corintios, pero se trata evidentemente de una leyenda etimológica creada a posteriori; Covarr. refiere el origen a la desgracia del efesio Hermodoro, expulsado arbitrariamente de su ciudad, pero se trata de una historia muy poco divulgada para que pudiera dar origen a una frase común; el P. Sarmiento, en sus reflexiones sobre
Aut. (
BRAE XV, 24), pensó en las letras efesias, que no significan nada. El Maestro Correas dió la buena explicación: «de
ad efesios... a quien escribió San Pablo, y porque fueron pocos los convertidos a la fe, a causa de la ceguedad que tenían con el insigne templo de Diana... Dicen acá
adefesios cuando se habla con quien no entiende, y del mismo que habla sin fruto y a despropósito». Es verdad que desde fines del S. XVI (P. Acosta, etc.)
ad Efesios sólo significa ‘fuera de propósito’, pero la ac. ‘sin fruto’ que Correas (y también Covarr.) toma como básica, es la que se halla, en efecto, en nuestro más antiguo testigo, el autor del
Viaje de Turquía («Es eso hablar
adeféseos, que ni se ha de hacer nada de eso, ni habéis de ser oídos», ed.
NBAE II, 60
a1). Es sabido que San Pablo, en la última parte de su residencia en Éfeso, corrió grave peligro, y en una ocasión estuvo a pique de morir a manos del populacho concitado por los alarmados negociantes que vivían del culto a la célebre imagen de Artemis (
Actos de los Apóstoles, XIX, 29); en la primera epístola a los Corintios (XV, 32) él mismo dice que en Éfeso luchó con las bestias, lo cual puede hacer referencia al mismo episodio, a no ser que fuera realmente condenado a lidiar con las fieras, como asegura San Juan Crisóstomo. La memoria de estos hechos dió lugar a la idea de que la Epístola a los Efesios fué una obra infructuosa. Ast.
adefexu ‘adefesio’ (V); también valenc.
adefèsits (para la
-t, V. s. v.
JÓLITO) «despropósitos, palabras impertinentes» (Sanelo, Ros)
2.